La «zorra» de Ibiza

Elena González

Elena González

Esto no va de canciones ranciamente «provocativas». Ni sobre los (y las) que nos «empoderan» con insultos. O de festivales caducos que hacen de la hipocresía y el doble rasero su seña de identidad. El viernes pasado, cuando volvía de noche a casa, caminaba por delante de mí en la avenida de España de Vila una hermosa mujer mulata vestida muy sexi (y como le diera la gana, faltaría más) y ya casi en Vara de Rey, un energúmeno se puso a gritarle a pleno pulmón desde la acera de enfrente «los pantalones más cortos, zorra asquerosa», «déjalos secos» y otras soeces que no voy a reproducir. La chica aceleró el paso y se colgó al móvil mientras no dejaba de volver la cabeza hacia atrás (y yo, que también había sacado el teléfono, la imité) porque el indeseable había cruzado la calle, prácticamente desierta a esas horas. No la alcancé (tiene mejores piernas que las mías) ni la dejé de seguir y el sujeto se esfumó, pero me quedó la desazón de haber presenciado una agresión machista, la exhibición grosera de poder de un tipo que se cree con derecho a humillar y violentar a una mujer (por ende, migrante y más vulnerable), y mucha vergüenza por mi impotencia o, más bien, miedo a intervenir (dudo que me leas, pero si quieres denunciar me tienes por testigo para lo que haga falta. Yo también estaba). La semana no acaba aquí. Anteayer me topé con una parejita muy joven, él le repetía «zorra, zorra, zorra...» y ella respondía con risitas, dudo que sinceras. Se ve que se ha vuelto a «poner de moda» rebajarnos a las mujeres. Si es que alguna vez no lo ha estado.

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