Tribuna

Muchas noticias sobre el agua. Pocas respuestas y mucha confusión

Emilio Pérez Echagüe

Emilio Pérez Echagüe

Estos últimos días se han publicado en el Diario muchas noticias sobre el agua y no es fácil deducir cuáles habrán sido las conclusiones que han obtenido los lectores. La primera reflexión que se puede hacer es que los ibicencos somos un desastre en la gestión del agua: llevamos muchos años con problemas y casi siempre sabemos quién tiene la culpa pero no vemos las soluciones. O desde Ibiza asumimos la responsabilidad de ponernos de acuerdo y dirigir las actuaciones de forma coordinada y eficaz o seguiremos como hasta ahora.

No se sabe qué pasará este verano con la gestión del agua, si habrá agua desalada para todos y si no hay suficiente, de dónde se va a extraer. Por una parte, se informa de que en Vila se están perdiendo desde hace 40 años más de 50 toneladas diarias de agua de buena calidad y, al mismo tiempo, que entramos en situación de prealerta de sequía. El Ayuntamiento de Santa Eulalia va por libre y tendrá una ordenanza de gestión sostenible para ahorrar agua. El Consell de Alcaldes va a elaborar de forma urgente un plan para ahorrar agua, se supone que en toda isla.

En el Consell se reúne la Junta Insular de Aguas, órgano de consulta y planificación que no pinta nada y que hacía cinco años que no se reunía; han participado todas las autoridades locales y autonómicas y dicen que se van a invertir muchos millones, pero al final quien decide siempre es Palma, a través de la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (Abaqua), que explota las desaladoras y depuradoras. A nosotros sólo nos queda el papel de pagar y obedecer.

Otra noticia es que la depuradora de sa Coma por fin se va a terminar, aunque no se podrá poner en marcha porque resulta que como hay mucha salinidad en el alcantarillado no se podrá utilizar. Vila no podrá usar el agua depurada al no haber previsto las canalizaciones; Santa Eulalia sí ha previsto una derivación, pero está pendiente de los depósitos de almacenamiento necesarios, aunque para ejecutar este depósito es necesario conocer la calidad del agua regenerada, según fuentes municipales. Vila lamenta que el anterior gobierno municipal no hiciera las gestiones necesarias para aprovechar el agua regenerada e intentará llegar a un acuerdo con Santa Eulalia… Nadie concreta nada, siempre depende de otro.

La confusión que producen estos hechos es significativa. ¿Cómo puede ser que nadie se haya planteado la reutilización del caudal de agua más importante de la isla?, ¿desde cuándo se sabe que el agua del alcantarillado tiene una elevada salinidad?, ¿o es algo que ha sobrevenido?, ¿quién permite que se tiren 50 toneladas diarias de agua de calidad?

Sólo un ayuntamiento tiene previsto aplicar medidas de supuesta gestión sostenible del agua, pero en ningún momento se dice cuánta agua se va a ahorrar ni qué costes van a tener los afectados por las obligaciones que establece la ordenanza.

Si las fuentes de abastecimiento son insulares (a través de la interconexión de las tres desaladoras), las masas de agua subterránea nada tienen que ver con los límites municipales y la depuradora de sa Coma ha de tratar el agua de cuatro municipios, está claro que las soluciones tienen que ser a nivel insular. Esperemos que ese plan anunciado por el Consell de Alcaldes aclare algo la situación, aunque lo tienen difícil porque no tienen capacidad ni competencias para actuar.

Vayamos por partes: ¿cómo es posible tanta falta de planificación en la mayor obra hidráulica de la historia de la isla? Desde hace muchos años, y por normativa europea, antes de ejecutar una depuradora siempre se exige que esté prevista la reutilización del agua regenerada; si no se hace así y se han utilizado fondos Feder, tendría que haber devolución de los mismos y sanción. En la Comisión Balear de Medio Ambiente se informó positivamente la obra, ya que se planteó desde Ibiza que se utilizaría para la regeneración del circuito hidráulico de ses Feixes, y ya está. Nos engañamos a nosotros mismos. El caudal ecológico que necesitarían ses Feixes sería, como mucho, un 10% del caudal que generará la depuradora. ¿Qué pasará con el resto? Se van a tirar al mar más de 20.000 toneladas diarias de agua perfectamente reutilizable. Y no es la primera vez que ocurre esto. El Gobierno ha financiado desde hace años obras e infraestructuras por valor de casi 100 millones de euros y siempre ha habido problemas con su puesta en marcha; algunas ni se han utilizado aún, como la balsa de riego de aa Rota. No sé muy bien de qué temas tratan el Consell de Alcaldes o la Junta Insular de Aguas, pero creo que deberían dar soluciones ya. Falta de todo: planificación, colaboración, coordinación.

El titular de una noticia de que Vila no puede reutilizar el agua depurada al no haber previsto las conducciones, no es exactamente cierto; el concejal no puede dar la culpa al gobierno municipal anterior, porque si la depuradora puede tratar 25.000 m3 al día, ese caudal permite regar más de 500 hectáreas, que en el municipio de Vila no existen, tendrían que ser terrenos de otros municipios. Para ello hay que delimitar los perímetros de riego, regularlos, construir la red de distribución y constituir la comunidad de regantes o usuarios que vayan a regar. Las competencias de todo esto no pueden ser municipales, porque el riego es competencia de Agricultura, es decir del Consell y el Govern. Y por supuesto de Abaqua, que es quien gestiona las infraestructuras hídricas. Y otro dato: el depósito de regulación para el caudal de la nueva depuradora tendría que ser, como mínimo, del doble de capacidad del de sa Rota, unos 400.000 m3 , es decir una obra importante que, junto a la red de distribución, supone una infraestructura compleja, que depende de varias administraciones y que nadie se atreve ni a plantear, independientemente de que sea muy necesaria para cerrar el ciclo del agua y no desperdiciar ni una gota.

En cuanto a la salinidad del agua depurada, no se entiende por qué no se usa una tecnología sencilla: monitorizar la conductividad eléctrica de la red, lo que permite determinar con precisión dónde se produce el incremento de salinidad. El problema es que así se sabrá dónde y quién vierte irregularmente al alcantarillado los residuos de sal de desaladoras privadas. Y cuidado, porque si no se soluciona este problema seguramente la depuradora de sa Coma no se podrá poner en marcha, para evitar el deterioro de la maquinaria nueva de la planta.

Durante muchos años, el Govern y Abaqua sostenían que el problema era de los ayuntamientos, por no tener separadas las redes de pluviales y residuales, pero ahora resulta que es la alta salinidad del agua del alcantarillado lo más urgente, aunque seguir separando las redes de saneamiento siga siendo imprescindible.

Los ayuntamientos, el Abaqua y las empresas que prestan servicios, sobre todo estos dos últimos, tienen que reaccionar y solucionar el problema ya. Y además que conviene licitar cuanto antes los concursos para que las concesiones se adjudiquen a las mejores ofertas y donde se contemplen todas estas obligaciones para evitar que se mantengan todos estos problemas.

En la presentación de la gestión sostenible de los hoteles y la ordenanza municipal de Santa Eulalia, donde por cierto casi no había ningún hotelero, intervino el actual director general de Recursos Hídricos del Govern, Juan Bartolomé Calafat, una intervención corta pero muy demostrativa de sus conocimientos sobre la problemática de la gestión del ciclo del agua en la isla, con ideas claras sobre prioridades de los problemas y sus soluciones. Incluso en la reunión en Formentera de la Junta Insular propuso monitorizar la red para detectar la salinidad. Enhorabuena, pero en Ibiza, donde es imprescindible y muy urgente, aún no sabemos quién y cuándo se hará.

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