Desde la marina

A vueltas con el vertedero

Miguel Ángel González

Miguel Ángel González

El tiempo juega en nuestra contra. Cuando nos queramos dar cuenta, el vertedero de Ca na Putxa se habrá convertido en un problema de muy difícil solución. Ya lo es ahora. Y no será porque no hayamos tenido avisos. Tiene una muerte anunciada y, aunque urge una alternativa viable en no más de cinco o seis años, seguimos mareando la perdiz. Y en Ca na Putxa, nunca mejor dicho, la bola de mierda crece, mientras populares y socialistas se quedan en un inútil cruce de acusaciones. Lo de siempre. Y no nos vale que nos digan que la situación está bajo control, que el problema está en estudio y que no se quieren dar pasos en falso ni adelantar decisiones que deben ser maduradas. Porque la maduración suena a dilación. Y la sospecha generalizada es que, llegado el momento, nos tendremos que conformar con que se alargue, por inevitable, la vida del vertedero. Me pregunto si no es lo que se está buscando.

De momento, resulta sospechoso que circule en algunos corrillos la palabra incineración. Parece que a las sesudas mentes que están en el asunto no les preocupa crear un problema mayor que el que ya tenemos. La ciudadanía tiene derecho a la información, tiene derecho a saber qué alternativas se barajan y también a opinar.

La mejor opción , por supuesto, la tienen que proponer los técnicos, pero eso no quiere decir que nos tengan a ciegas y, cuando la cosa no tenga ya marcha atrás, nos digan, sí o sí, lo que se ha decidido hacer. Lo de piensa mal y acertarás viene al caso. Da la impresión de que nos quiere tener a ciegas, dejar que el tiempo corra y cuando lleguemos al punto crítico, hacer lo inevitable, ejecutar una solución de emergencia que puede condicionarnos, para mal, durante muchos años. Y de nada valdrá cabrearse. Habremos llegado demasiado tarde.