Cinco tránsfugas de pago

Matías Vallés

Matías Vallés

Cautivo y desarmado el ejército franquista de Vox, la desvergüenza del quinteto de tránsfugas de pago ha alcanzado sus últimos objetivos. Se ofrecen al mejor postor, de momento Santiago Abascal, sin hacerle ascos a postrarse humillados ante el Gabriel Le Senne a quien venían a decapitar y que ahora les perdona la vida magnánimo. No se rinden por una fe, ni por una patria, ni por un idioma cervantino. Solo por dinero.

A nadie le importa la ausencia de principios de los cinco protagonistas de la fantochada, que no se merecen ni ser insultados. Prefieren seguir cobrando a arrostrar las consecuencias de la farsa que escenificaron la semana pasada, sin duda el punto más bajo de la autonomía balear. Ahora bien, el daño que han infligido a la depauperada imagen de Mallorca es irreversible. La isla ha vuelto a ser el hazmerreír de la España que el quinteto jura reverenciar, aunque su única bandera es el euro. En miles.

Una vez fracasados en su torpe maniobra golpista, traicionados los traidores por los turbios personajes que les habían prometido su apoyo, los cinco tránsfugas pusilánimes de pago ni siquiera han cumplido con el ritual de hincarse la espada en punta. Han preferido seguir cobrando, entre los inútiles hay quien tiene a tres familiares colocados por PP/Vox, con los respectivos salarios en vilo. Encabezaron una mamarrachada por encima de sus posibilidades.

Los ultrapatriotas han perdido por cinco a cero, su partido se emperra miserable desde Madrid en que solo ha habido «malentendidos» y «distorsión» mediática. Repasen el vídeo de la expulsión proclamada por el quinteto de cobrantes, su prosa apocalíptica contra Le Senne. Nadie ha distorsionado, se han contorsionado los tránsfugas de pago hasta extremos inverosímiles. Pobres votantes de Vox, que al menos creen en los valores sobre los que escupen sus diputados.

Los únicos ganadores del desfile cantinflesco son Le Senne y los letrados del Parlament, que han recosido la honra de la cámara. La cacicada de un reingreso de pago es otro ejemplo de que Vox Madrid también desprecia a Mallorca, con la misma furia que PP o PSOE. Los ultras no están en condiciones ni de expulsar a sus tránsfugas, tienen que recomprarlos a precio de saldo.

Antes de concluir que Prohens recupera sus escaños, repase las fotografías de los cinco tránsfugas suplicantes de pago, para imaginarse el calvario de pactar a diario con personajes así. Los populares están más asustados de sus socios que de sus adversarios, y con razón. Como la irresponsabilidad es contagiosa, el grupo mayoritario estaba dispuesto a coronar al frente de la cámara a uno de estos golpistas que convocan reuniones sin órdenes del día.

En los once días de lucha en el barro, la presidenta de Balears no ha esbozado ni un solo discurso en defensa de la integridad parlamentaria. «Vox no es Més», gritaban los tránsfugas de pago en referencia a los nacionalistas especializados en lloriquear sin llegar nunca a la ruptura con el PSOE. La única diferencia entre ambos partidos bisagra es el precio, la pureza antidemocrática. Es la hora de cobrar.

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