¿A quién beneficia el cambio de Sa Peixateria?

Un barrio lo hacen sus vecinos y el cambio de usos de Sa Peixateria es una cacicada en perjuicio de las familias que todavía resisten en una Marina entregada a la especulación; coto turístico atronador muchas noches de verano en el que los residentes, y su derecho al descanso, son ignorados y tratados como si no existieran; desolación invernal a la que aun así ellos siguen dando vida. Dirán los palmeros de Triguero que las paradas allí están condenadas al fracaso, que la gente se desplaza para las grandes compras donde es más barato y que una barra de pan no hace negocio, y en parte es cierto pero, conociendo Ibiza, ¿de verdad se cree alguien que un centro cultural va a contribuir a revitalizar el barrio, que es de lo que se trata, más que un mercado donde, además de disponer de alimentos, te puedes dejar tentar por las delicatessen, o las tapas de siempre, y tomarte el vermut mientras llenas la cesta? Sobran ejemplos del éxito de estas iniciativas. Y, en todo caso, ¿no serían compatibles ambos usos? Sinceramente, tras décadas viendo aceras levantadas, no me puedo creer que las redes eléctricas sean un obstáculo insalvable, como alegó en su momento el Consistorio. Estos días los niños corretean boquiabiertos e ilusionados por mi plaza, la calle huele a chocolate con churros y yo quiero felicitar al alcalde por su modo de festejar la Navidad en Vara de Rey. No porque hayan colocado luces como para fundir los plomos, sino porque Ibiza necesita recuperar sus barrios históricos, y su gente vivirlos. Pero estos no empiezan y terminan en s’Alamera por Pascua, Triguero. No contribuya todavía más a convertir la Marina en un decorado «abierto por vacaciones». Escuche a sus vecinos.

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