Violencia de género y jóvenes

«El ‘apellido’ es lo de menos, lo importante es que paren ya los asesinatos de mujeres»

Leo con estupor que cada vez más jóvenes niegan la existencia de la violencia de género y no solo ellos, sino también ellas, lo cual me sorprende y entristece más.

Por desgracia, esta lacra se ha convertido en otra arma arrojadiza entre políticos de uno u otro partido, embarrando hasta tal punto los asesinatos a mujeres que ya solo afirmar que existe o que no existe la violencia de género, te sitúa en una orientación política, te etiquetan, te ponen la cruz y lo de menos es el hecho en sí, una mujer menos.

Imagino que en este caso, como en la mayoría, lo que predomina en los jóvenes es lo que se vive en casa, lo que les transmiten sus padres. Es difícil ir en contra de lo que se mama día a día. Pero en el caso de la juventud, también es muy importante lo que opine el grupo de amigos, los iguales y quiero creer que aún existe un espíritu crítico en ellos, que vayan incluso por caminos distintos a los de los progenitores.

Supongo que nadie negará la mayor, que los asesinatos de mujeres son un problema en nuestro país. Solo hay que buscar la información pura y dura, 53 en lo que va de este 2023; 50 en el 2022; 76 en el 2008, el peor año de la década.

Que es violencia no se pone en duda, lo que no gusta a algunos sectores es el apellido de género, es decir, que se asesine a mujeres por el hecho de serlo, a saber, porque son seres (cosas si hablamos de cosificación) inferiores a los hombres, con unos roles específicos de servicio y adoración al género masculino que, si se incumplen, las hacen merecedoras de vejaciones psicológicas y físicas, hasta llegar a la muerte, al la maté porque era mía y no se comportó como debía.

Sinceramente, el apellido es lo de menos. Lo importante es que paren ya los asesinatos y que enseñemos a los jóvenes que mujeres y hombres deben ser tratados por igual; que el hecho de tener pareja no implica control; que el móvil es personal y que cada uno viste como quiere y queda con quien quiere y, si a algún miembro de la pareja no le gusta, se habla o, en último término, se toman caminos diferentes y ya está.

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