Juego de palabras

Una inflación del 140% significa que donde hace un año tenías 140, ahora no tienes nada, aunque conserves los billetes de banco: es como si el dinero hubiera perdido su memoria, su identidad, su precio. Le preguntas al peso argentino quién es y no tiene ni idea. Por eso Milei quiere dolarizar la economía, porque el dólar disfruta de todas sus facultades, tiene conciencia de sí mismo, sabe quién es. El expresidente Carlos Menem, si no recuerdo mal, ya convirtió los pesos en dólares como Cristo convirtió el agua en vino, aunque con menos fortuna.

El peso se hizo dólar, en fin. El problema es que equiparar ambas monedas es como equiparar el acero al plomo. Con acero se puede construir el armazón de una casa. Con el plomo también, pero se te viene abajo enseguida porque se trata de un material muy blando. Los argentinos pretendieron construir edificios con esqueletos de plomo. Entonces llegó el desastre, es decir, el corralito. Estaba usted en su casa tan tranquilo, sin meterse con nadie, cuando le llamaban del banco y le preguntaban:

-¿Cuánto cree que tiene usted en su cuenta corriente?

-Mil -decía usted por poner un ejemplo.

-Pues no: tiene setecientos.

-¿Y el resto?

-El resto era un delirio.

Del delirio se puede vivir a temporadas, cuando la realidad se tomas unas vacaciones. Pero la realidad descansa poco. Está ahí, dando la lata todo el rato, como un muro que no puedes traspasar por más cabezazos que te des contra él. La realidad es muy tozuda. Antes de delirar conviene, pue, consultar el catálogo de delirios adecuado a la situación.

Hay delirios de clase alta, de clase media y de clase baja. Si usted intenta desclasarse así, de golpe, sin fundamento alguno, caerá más bajo de lo que estaba. Significa que, además de devaluarse su dinero, se irá al cuerno su estabilidad mental. Vamos a ver si es cierto que Milei, del que aseguran que habla con su perro muerto (un delirio que no hace daño a nadie), da el salto y vuelve a creerse que el acero y el plomo son capaces de soportar el mismo peso (el mismo “peso”, ¿comprenden el juego de palabras?). Permaneceremos atentos a la pantalla.

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