Para empezar

Marí Calbet, el verso libre

La primera rueda de prensa que me tocó cubrir en Ibiza fue en el despacho de Marí Calbet en el Consell. Iba un poco temeroso, porque me lo habían pintado como un ogro. Me había instalado en la isla hacía solo unos meses y empezaba a trabajar para la olvidada revista El Mirador de Ibiza. Con las preguntas la cosa se fue calentando y terminó con el presidente descargando uno de sus famosos puñetazos en la mesa y retando a un compañero: «Tu ets bambo o què?». Aunque al final ambos rieron a carcajadas. Yo no entendía nada. Luego hablamos muchas veces, porque en aquel periodismo sin jefes de prensa-intermediarios y sin teléfonos móviles, llamabas al presidente al Consell a su casa o al Club Náutico a la hora del café, y se ponía y te contaba lo que querías, o te pegaba tres pases toreros, pero se ponía. También cubrí su última campaña, la de las elecciones que perdió frente a Pilar Costa en 1999. Llegaba al colegio de Buscastell o al bar de Sant Mateu y todo el mundo quería hablarle: Toni por aquí, Toni por allá... Y entonces se veía al Marí Calbet de la sonrisa pícara. Hablando con todos, fumando un cigarro tras otro. El ogro se convertía en el encantador, el más ibicenco entre los ibicencos, el hombre del pueblo, el vilero y el payés, pero siempre el verso libre.

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