Desde la Mola

La comparativa

Seguimos en el periplo hacia el norte de esta Europa de los 27 y como españolitos que somos entramos siempre en lo que se conoce como ‘la comparativa’. En lo del sol, sin palabras. Nuestra naturaleza hace que ellos vengan a nosotros. Incluso nos han explicado, por aquí, que se conceden vacaciones partidas para que por lo menos una semana vengan a disfrutar de nuestra vitamina D sin pastillas de farmacia. Dicho esto, entramos en aquello de conservar la tierra o respetar la naturaleza y en eso amigos seguimos comprobando que estamos a años luz. En Copenhague o Estocolmo, ya más al norte y no hemos llegado a Laponia (donde estamos hoy a -20 grados, sí, han leído bien). En las dos capitales te encuentras el festival de la bicicleta (ya os lo comenté la semana pasada). Carril bici con preferencia absoluta al vehículo a motor. Parking en cualquier hueco. El metro o el tren con vagones especiales para las bicis. Un modelo de bici adecuado al transporte de niños a la escuela o a pasear, incluso cuando llueve y mientras haya luz (en invierno tampoco mucha).

Ahí también seguimos en esa cola europea que tanto nos cuesta dejar. 10 recipientes distintos para los productos desechables… nosotros seguimos a cuatro o cinco de distancia, no vaya a ser que nos confundan con ‘suecos’. La diferencia es que aquí todo el mundo cumple con las normas (casi todas) y los ves con sus diferentes bolsas, sin rechistar y sin poner verdes al gobierno de turno. Llegas hasta casi el final con la lección bien aprendida y te percatas de que, en la capital sueca, paseando por una gran avenida, alrededor de un centro comercial donde está todo el mundo, en la calzada ni un solo coche (hora punta) y te atreves a hacer una foto para inmortalizar aquello que en ‘tu’ casa no sucede. ¿Os imagináis la Gran Vía de Madrid en plenas compras navideñas, sin un vehículo? A menos que haya ocurrido una catástrofe, yo no. Si sigues al norte, ya en la Laponia, la influencia de la ecología sigue impertérrita. Aquí además se añade el respeto a la naturaleza, porque todo es naturaleza. Sales a ver fauna y debes hacerlo sin molestar al animal. Ni acercarte ni hacer ruido y por favor… sin flash. Vas a ver las auroras boreales, que para eso hemos venido al ‘paraíso’ de los -20, pues sin pararte donde puedas alterar la flora o evitar aglomeraciones (aquí por lo visto son más de seis). Todo un comparativo y siempre perdemos.

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