En el interludio político ideado por Feijóo y asumido por Sánchez el público, tras dejar atrás el andante de flauta del «candidato», suenan las amenazantes trompas del soberanismo, ronquido de una vieja familia hoy venida a menos, el metal ligero y ondulante de Yolanda, en busca siempre de un lugar en la orquesta, el tableteo de timbales de Vox y las afinaciones de la cuerda del candidato a la espera, pero desde el vestíbulo siguen llegando ruidos, emitidos aquí y allá (una declaración, un artículo, un libro, un comentario) por los músicos jubilados de la orquesta de toda la vida, como si, con palabras o sin ellas, se hubieran puesto de acuerdo y alguien hubiera dicho que era el momento y la última oportunidad de salvación. ¿Para salvar qué?, ¿la patria?, ¿la historia política?, ¿el sistema?, ¿la idea de «algo hay que hacer» que al despertar por la noche asalta al retirado?