Editorial

Una victoria de las mujeres que trasciende el ámbito deportivo

La visita a Ibiza de las jugadoras de la selección española de fútbol después de ganar la Copa del Mundo es ya uno de los capítulos de oro de Ibiza y del deporte pitiuso. El recibimiento multitudinario a las jugadoras en las calles de la capital, la pasión que desataron las campeonas entre niños, niñas, adolescentes de ambos sexos, hombres y mujeres, ilustra el alcance de la gesta que han logrado, que trasciende el ámbito meramente deportivo, en el que han hecho historia: las campeonas fueron aclamadas y vitoreadas como ídolos a su llegada al Consell de Ibiza, y a pesar del sol y el calor asfixiante, centenares de personas aguantaron a pie firme la espera durante más de una hora.

La proeza deportiva de las jugadoras tiene una onda expansiva que traspasa la sociedad y sus efectos serán profundos y duraderos. Ser referentes como deportistas de élite para niñas y niños, chicas y chicos, supone la ruptura de los límites que impone la sociedad patriarcal en el desarrollo y expectativas de las mujeres: cuántas no habrán decidido jugar al fútbol ahora sin el temor a ser señaladas, en la estela de estas mujeres que han demostrado un tesón y una valentía ejemplares. Pero junto a la patada al sexismo que representa la victoria de las futbolistas, emerge el machismo de siempre, que torpedea los avances en igualdad y no sabe cómo encajarlos, encarnado esta vez en el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales. Además de tocarse los genitales en un gesto chabacano y soez en la tribuna, junto a la Reina y la infanta, para celebrar la victoria de la selección, sujetó la cabeza de una jugadora, Jenni Hermoso, y la besó en la boca, un comportamiento intolerable. De hecho, no se explica que haya estado tanto tiempo en su puesto después de protagonizar unas escenas que han dado la vuelta al mundo y han suscitado prácticamente unánimes reacciones de condena.

Pero más allá de ese contraste entre el avance imparable de las mujeres, en el ámbito deportivo en este caso, y la reacción machista que provoca, la actuación de la selección femenina en el Mundial impacta en la línea de flotación de la mentalidad tradicional y sexista que considera que hay deportes y actividades de niños-hombres y de niñas-mujeres. Ha hecho más por romper estos estereotipos que tanto nos constriñen y nos limitan la gesta de las campeonas que innumerables campañas institucionales de concienciación.

Por otra parte, hay que destacar el acierto y la rapidez de reacción de las instituciones ibicencas, que consiguieron que las futbolistas viajaran a Ibiza al día siguiente de regresar a Madrid y les obsequiaron con una recepción multitudinaria y unas minivacaciones que han ligado el nombre de la isla ya para siempre a las campeonas. Ibiza, talismán de la selección, es un lugar muy especial para las jugadoras, pues fue en la isla donde hicieron su concentración en Semana Santa y disputaron dos encuentros amistosos que se saldaron con sendas victorias contra Noruega y China. Fue precisamente durante su estancia en Ibiza cuando las jugadoras estrecharon sus vínculos y forjaron el espíritu ganador que les ha llevado a la victoria en el Mundial.

Pero aquí se da otra paradoja: la isla es capaz de atraer a las jugadoras que acaban de ganar la Copa del Mundo pero sin embargo tiene una asignatura pendiente con el fútbol femenino. En las Pitiusas no hay fútbol-11 femenino, y la propia SD Formentera lo lamentó así en sus redes: «Se nos cae el alma a los pies cuando vemos que en Ibiza y Formentera somos capaces de invitar a las campeonas de la selección española a jugar partidos y a venir de vacaciones, pero no tenemos una liga que permita a las mujeres jugar al fútbol. ¡Queda mucho trabajo por delante!». Es el momento perfecto para revertir la situación y abrir definitivamente el camino del fútbol femenino en las Pitiusas.

DIARIO DE IBIZA