Para empezar

Todos ganan, todos perdemos

Cuando todos dicen que han vencido deberíamos preguntarnos quién ha perdido. La respuesta es sencilla: nosotros. Los ciudadanos. Tener a los dos líderes de los principales partidos del país convencidos de que han ganado las elecciones no augura nada bueno. Quien se siente ganador no está dispuesto a ceder y quien ansía llegar o mantenerse el poder está dispuesto a entregar cualquier cosa con tal de alcanzar su objetivo. En realidad, visto desde aquí abajo, todos han perdido. La gran esperanza gallega del PP se ha diluido en una campaña errática en la que los pactos con VOX han sacado de la desidia a quienes en mayo, hastiados, se quedaron en casa. El domingo acudieron a votar con una pinza en la nariz y con un único objetivo: frenar a la ultraderecha. La bocaza de Abascal le ha pasado factura no sólo a su formación sino también a sus únicos amiguitos del panorama político. En balcones, escenarios y atriles todos han ganado. Unos por ser los más votados y otros por haber impedido una mayoría de la derecha. Todos han ganado, repiten una y otra vez. Y sólo puedo pensar que todos hemos perdido. Pase lo que pase. Si se cede demasiado, perdemos. Si no se cede nada, perdemos. Si hay que volver a las urnas, perdemos.

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