En corto

Sánchez, la letal compañía del jugador

Su juego de alto riesgo es como el billar a tres bandas. Por ejemplo, tengo un problema, formar mayoría, otro, conllevar de nuevo a Catalunya, y otro más, acabar con la eterna OPA de Podemos. Elijo el momento, armo la moción de censura más rara, hago ¡plas! y en Moncloa. ¿Lo hizo todo por esto, por lo otro o por aquello?, se preguntan los que no saben de billar a tres bandas. Dieron por hecho que era algo provisional, dada la endeblez del pacto, pero de eso hace más de un lustro, en el que gobernó, destrozó la unidad del soberanismo (aunque sin esmero jurídico) y liquidó a Podemos (aunque asumiendo algunos desvaríos). El manejo de la provisionalidad y sus equilibrios es arte mayor en política. El problema es que esa estabilidad parece tan natural que no se ve, hasta que un día ¡catapum!, te ves en el suelo, rodeado de cadáveres que no te harán compañía. Hoy se bambolea en la cuerda floja.

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