Elogio del tiempo electoral

Siguiendo con la consabida metáfora del «erotismo del poder», en tiempo electoral los que se relacionan de modo más íntimo con él –candidatos, militancia febril, cargos públicos, entorno social especialmente favorecido o desfavorecido y ciudadanía afecta o desafecta– sufren una fortísima hormonación. De igual modo que la primavera deja ver su sentido esencialmente seminal en una agresiva floración y el vuelo de sus agentes propagadores, que a veces parecen querer fecundarnos (de hecho lo intentan con las alergias), las poderosas feromonas del poder en tiempo de celo recorren el aire, las páginas, las pantallas, las redes y las tertulias cívicas, buscando inmiscuirse en nosotros para encendernos la pasión. No digo que esto sea malo, al contrario, es bueno apasionarse; pero como con esos amores efímeros que a veces devuelven la ilusión aunque se sepa que no durarán mucho.

Suscríbete para seguir leyendo