El púlpito

Pasión

Daniel Martín

Daniel Martín

Cuando dos enamorados viven sus primeros encuentros, la pasión salta en todo aquello que hacen. Les brillan las miradas y su complicidad es preciosa. Del mismo modo aquellos que con pasión viven sus días, marcan la historia de los demás. Porque parece que la vida se tiñe de guirnaldas, de esas que se colocan en las plazas y calles en las fiestas de los pueblos. Poner pasión en el trabajo, poner pasión en la tarea concreta del día a día. Poner pasión entre familiares y amigos. Ser un apasionado del arte, de la lectura, de la música, del deporte… ser un apasionado de la vida es un don. Porque lo contrario es realmente aburrido, realmente insulso. Y es que poco atraen las personas que viven sin pasión. ¡Qué poco nos dicen! ¡Qué poco provocan! Porque transmiten una visión gris, que ni toca ni trastoca la realidad que viven. El día a día les come, la rutina les achica y la vida les viene grande. Dos o tres tallas. Aunque tengan cargos, poder o dinero. Por el contrario, con Pasión vivió Jesús sus últimos pasos, su última cena. Sus últimos encuentros. Con Pasión se mostró en sus palabras, gestos, opciones y enseñanzas. Del lado de los últimos, en el servicio al hermano, con la mirada puesta en el Padre de todos. Derribando estructuras de poder, pero desde la fuerza del amor. Mostrando la verdad al hombre, pero desde la plenitud de ser hombre. Mostrando un rostro de Dios que sí que lo hace atrayente, apetitoso, con sentido para nosotros. Esto es lo que vamos a celebrar en los preciosos y santos días que se acercan. La Semana Santa, la Pasión del Señor. La grandeza de Aquel que se ofreció en ejemplo hasta la muerte, para todos. La inmensidad del amor traspasado por el perdón y la misericordia a todos, incluido aquellos que lo estaban matando. Esa Santa Pasión necesita nuestro mundo, ya que nunca pasa de moda. Nunca pasa de moda porque radica en la esencia de lo que somos, en el ADN de nuestra naturaleza. Vivir con pasión, con radicalidad y alegría, con ganas y esperanza. Dar la vida, como el grano de trigo, como la semilla, que tiene que ser enterrada y “morir” para dar fruto. Feliz y Santa Semana de Pasión, Semana de Entrega, Semana de Amor.

Daniel Martín | Sacerdote

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