¿Quién se pondrá?

Agnès Marquès

Agnès Marquès

Ha pasado que toda una eminencia reconocida en el mundo económico y que tenía que dedicar algunos de los mejores años de su carrera profesional a hacer de consejero del Banco de España, poca cosa no es, ha dimitido pocas horas después de ser nombrado a propuesta del PP. La de Antonio Cabrales era una propuesta poco controvertida porque su perfil profesional es más que reconocidamente competente. Pero a alguien le debía de molestar y al poco de ser aprobado su nombre por el Consejo de Ministros salta la bomba (bomba?) informativa que Cabrales había firmado un manifiesto de apoyo a Clara Ponsatí, con quien había compartido años de docencia e investigación en la Universitat Pompeu Fabra y que en el momento del manifiesto estaba a punto de entrar en la prisión. Una mancha para algunos en su expediente, más grande que su currículum impecable. De aquellos que llamamos ‘una autoridad’.

Esto de la política y el politiqueo que se ramifica en todas las esferas de poder continúa siendo un estercolero de envidias y traiciones donde cualquier movimiento, por inocente que sea, te puede penalizar. Porque nunca importa el contexto, nunca importan las explicaciones que el afectado pueda dar (hasta el punto que en este caso ni ha dado, ha preferido retirarse sin decir ni pío, pero diciendo ya os lo haréis), nunca importan valores como la lealtad y la amistad con una colega de trabajo. O estás conmigo o estás con ellos y contra mí. Y así las cosas, ¿quién se pone a jugar con fuego? ¿A correr el riesgo que su carrera profesional se vea salpicadura por cosas menores, ajenas a su profesionalidad y objeto de estudio, que cogen voladizo en altavoces poderosos pero de poca calidad (se entienda, por ejemplo, Twitter)?

¿Quién nos quedará para ocupar estos lugares de responsabilidad si quien hace años que tiene pericia, quien ha investigado y trabajado sobre una materia, quien es un absoluto profesional, prefiere quedarse fuera que verse tirado a los leones, salpicado por cualquier cosa? Si los buenos no se ponen porque no lo necesitan, porque no quieren todo este ruido, entonces, ¿quiénes habrá? ¿Quién se pondrá? Pueden sacar sus conclusiones.

Suscríbete para seguir leyendo