Desde la marina

Están a la que salta

Miguel Ángel González

Miguel Ángel González

El presidente del PP, Núñez Feijóo, don Alberto, visitó hace unos días en Fitur el stand de Ibiza, defendió el crecimiento de la industria turística -es decir, el más es más- añadió que el primer empujón para mejorar al alza las cifras de nuestros visitantes debe empezar por nuestra isla y, para que estuviéramos contentos, afirmó que nos visitaría en los próximos meses. ¡Aleluya! Tampoco la presidenta de la Comunidad de Madrid quiso perder comba. Era importante salir en la foto cuando, tratándose de turismo, el sólo nombre de Ibiza vende. Díaz Ayuso visitó asimismo el expositor ibicenco, se declaró incondicional amiga de la isla y, más descarada y dicharachera que su jefe de filas, al hablar con los colegas de su formación política en la isla, les aseguró que podían contar con su colaboración en la próxima campaña. ¡Acabáramos! Por fin destapaban el motivo de su visita a nuestro estand, las elecciones. ¿Cabía esperar otra cosa?

Están a la que salta. Donde hay un escaparate, allá que van. El problema que tienen en ese ir de aquí para allá es que ni tan siquiera se molestan en disimular. Se acuerdan de Ibiza cuando necesitan votos y cuando acaban los comicios, si te he visto no me acuerdo. Pero digámoslo todo. No es una estrategia sólo del PP. Todos los partidos arriman el ascua a su sardina y nos toman el pelo con sus propuestas y promesas que luego se queda en nada. Y lo peor de todo es que algunas de sus propuestas resultan peligrosas. Lo digo porque sorprende –o tal vez no sorprende- que el señor Feijóo, en vez de apostar por la sostenibilidad y la calidad de nuestro turismo, insista en lo importante que es que siga creciendo el número de turistas, que mejoren sus cifras. Los empresarios de la isla le aplaudirán con las orejas, pero ¿sabe el señor Feijóo que en Ibiza superamos al año, de largo, los ocho millones de turistas? ¿Tiene idea de en qué condiciones se vive en la isla durante los meses de julio y agosto? ¿Saben qué les digo? Que la política da asco. Y de la mayoría de los políticos me callo lo que pienso. Se les ve el plumero.

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