Padres con hijos de 16 y 17 años, ¿sus hijos estarían preparados para conducir un vehículo de hasta 90 kilómetros por hora? La previsión de la Dirección General de Tráfico es que puedan hacerlo a partir de ya, del próximo año y se concibe como una medida para aumentar la seguridad de los conductores, introducir la seguridad vial a una edad más temprana y promover el uso del vehículo eléctrico, con los beneficios medioambientales que conlleva.
Se trataría de introducir un nuevo carné, el B1 y solo podrían conducir cuadriciclos, pequeños vehículos con una potencia máxima de 15 kilovatios, no un vehículo convencional. Lo más polémico es la velocidad, porque ahora, a esas edades, ya pueden conducir vehículos de hasta 45 kilómetros por hora y la nueva medida supondría doblarla. Pero también podrían cambiar la moto, que pueden conducir con 16 años, por un coche cerrado y, por lo tanto más seguro para ellos. El problema es si sería igual de seguro para el resto de conductores o peatones.
Por un lado, si a los 16 años un joven ya se considera capacitado para trabajar, lo lógico sería que también se considerara capacitado para conducir, pero claro, en la carretera puedes matar a alguien. Por otro lado, no todos los jóvenes de esas edades tienen la misma madurez y los padres tendrían que tener la cabeza suficiente para saber si su hijo o hija conduciría de forma segura.
En lo que coinciden autoescuelas y expertos es en que, para obtener ese carné, habría que pasar por una formación exigente, que implicara un examen práctico en vía abierta, en la carretera y no simplemente en una pista cerrada, como sucede con las motocicletas.
Está claro que no se puede dar un aparato que puede quitar vidas a un menor sin asegurarse antes de que está preparado para ponerse al volante.
De ser así, adelante porque es mejor comenzar a conducir poco a poco, con ciertas limitaciones de velocidad, a tener con 18 años un vehículo que puede superar los 200 kilómetros por hora.
Además, coincido en que, ya que estos cuadriciclos son eléctricos, sería una buena fórmula para introducir a los jóvenes en este tipo de coches. Lo más probable es que, cuando tuvieran que cambiarlo, optaran por otro eléctrico.
Sería también una forma de demostrar confianza en los adolescentes, un colectivo habitualmente denostado.
