Diario de Ibiza

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Miguel Ángel González

Desde la marina

Miguel Ángel González

La locomotora es Formentera

Con excesiva frecuencia, desde hace ya muchos años, la menor de nuestras dos benditas islas es la que tira del carro en la toma de decisiones y en las iniciativas que van en la dirección de una buena gestión del territorio y del turismo. Mientras, la isla mayor, Ibiza, no se da por aludida y sigue enquistada en su endémica modorra. Con la consecuencia de que los problemas se acumulan y al final no hay dios que sepa por dónde conviene empezar para reconducir la situación. La ciudadanía tiene motivos sobrados para el cabreo y no es raro que se pregunte a qué dedican su tiempo nuestros mandarines, al margen de reunirse y hacerse fotos. La ciudad empeora, no mejora. Falta un planteamiento integral a medio y largo plazo. Trabajamos con parches. Está bien, por ejemplo, tener algunos policías como vecinos en la Penya, pero no basta. Una Dalt Vila museizada parece resignada en su letargo de mero escaparate. Y una Marina vaciada solo se anima, como las lagartijas, cuando llega el verano. Incomprensiblemente, no existen proyectos de rehabilitación y revitalización que permitan su recuperación. Y de la calidad de vida en el Ensanche más vale no hablar. Dicho de otra manea, tres cuartas partes de la ciudad sobreviven al ralentí. Y desde las instituciones no se hace nada.

El último ejemplo de que Formentera marca el paso lo tenemos en el anuncio que hace ya algunas fechas dio su Consell con referencia a la subvención de dos millones de euros del Gobierno central para distintos proyectos relacionados con la sostenibilidad, una palabra que Ibiza se nos atraganta. Formentera dedicará un cuarto de millón de euros para solucionar y controlar telemáticamente el acceso al Parque Natural de las Salinas. Aquí no hacemos nada. Formentera dedicará un millón y medio de euros a la instalación en aparcamientos públicos de pérgolas fotovoltaicas y cargas de recarga para vehículos eléctricos. Aquí nos falla la mayor, nos faltan aparcamientos. Formentera dedica otros 250.000 euros a crear un observatorio de datos que permita adoptar medidas efectivas para mejorar la sostenibilidad de la isla. Aquí, seguimos en aquello de ‘qui dies passa, anys empeñy’. Y Formentera dedica otros 250.000 euros para controlar telemáticamente el acceso de vehículos, la capacidad de carga de la isla y gestionar más y mejor la circulación y los estacionamientos entre junio y septiembre. ¿Seguimos?

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