Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Recuperar Porroig

La bahía de Porroig, uno de los rincones más espectaculares de nuestro litoral, ha ejercido estos últimos años como el perfecto ejemplo de lo que implica la saturación turística y la proliferación desmadrada de actividades ilegales. El golfo ha dejado de ser un conjunto de calas singulares, que podías alcanzar atravesando a nado de un lado a otro. Desde hace algunas temporadas, sin embargo, registra tal cantidad de embarcaciones fondeadas y un ir y venir de lanchas tan intenso, que zambullirse en sus aguas se ha convertido en deporte de alto riesgo.

Su orilla principal, al pie de la antigua caseta de telégrafos, viene ejerciendo como muelle de embarque y desembarque de pasajeros, mercancías y basuras, con el mismo tránsito que un puerto deportivo. Los turistas despistados que acaban en su orilla nunca más vuelven a ella y gran parte de los ibicencos que disponen de varaderos en la zona, ya no acuden los domingos por esta misma razón.

En Porroig se había fondeado toda la vida y, aunque la presencia de barcos no constituía ni mucho menos una situación ideal, nada tenía que ver con lo ocurrido en la última década. Hay dos causas principales. La primera es la explotación de la bahía como puerto ilegal, por parte de un individuo que instaló docenas de muertos e incluso llegó a apropiarse de otros que pertenecían a vecinos de la zona. Luego se ha dedicado a alquilarlos durante la temporada, obteniendo suculentos beneficios prácticamente sin invertir y aprovechándose de un bien público como es el lecho marino. En las implicaciones fiscales del asunto no hace falta ni entrar.

La segunda causa es la instalación en la bahía de docenas de chárters ilegales, que han estado aprovechando una cala natural y sin infraestructuras portuarias como base, provocando un tránsito de materiales y clientes que ha deteriorado gravemente la atmósfera apacible que en el pasado caracterizaba esta orilla. A ello se suma la suciedad por basuras, la contaminación del mar por combustible y la competencia desleal que ejercen dentro del sector.

Ambos problemas han generado otras consecuencias igual de graves y basta con ponerse unas gafas de bucear para corroborarlo. Antiguamente, la bahía de Porroig estaba cubierta por una amplia y vigorosa pradera de posidonia. Hoy, ésta planta marina, que otorga transparencia al agua, se halla debilitada, repleta de calvas y con zonas donde la planta marina ya ha muerto. La causa, obviamente, es la saturación de muertos ilegales que registraba el fondo marino. La posidonia también ejerce como hábitat para innumerables especies de peces y moluscos que crían entre sus hojas, así que la biodiversidad de la bahía también se ha visto afectada drásticamente.

La semana pasada, el Ayuntamiento de Sant Josep informó de que la bahía de Porroig por fin ha quedado limpia de muertos, tras la retirada de 91. Es una buena noticia, aunque para ello el Ayuntamiento ha tenido que efectuar una tarea que no le corresponde, pues es la Demarcación de Costas la que tiene la competencia de velar por el buen estado del litoral.

En paralelo a esta operación, se ha desarrollado otra en Port des Torrent, que completa la iniciada el año pasado también por el Ayuntamiento en su territorio de la bahía de Portmany. Se ha traducido en la retirada de otros 40 muertos, comprobándose que parte de ellos se han instalado en el fondo del mar durante estos últimos meses.

El Consistorio ha pedido a la Demarcación de Costas y a la Guardia Civil que extremen la vigilancia en estas zonas y ha asegurado que ya no quedan muertos, así que cualquier barco que se encuentre fondeado con un muerto ilegal deberá responder ante denuncias y sanciones.

Esta labor de limpieza es imprescindible y resulta lamentable que tenga que asumirla una entidad que no es responsable, pero servirá de poco si los piratas náuticos se empeñan en seguir utilizando Porroig como puerto base ilegal, con alquiler de amarres en negro y tránsito de pasajeros y víveres. Es probable que, aunque solo hayan pasado unos días, ya se hayan vuelto a depositar muertos sobre el lecho marino de Porroig, lo que constituye un atentado contra el medio ambiente.

En Ibiza hay muchos organismos públicos que no dan abasto y carecen de los medios imprescindibles para atender sus obligaciones. Estos días hemos visto, por ejemplo, el terrible deterioro de la sanidad pitiusa por la falta de oncólogos. Pero lo que ocurre con la Demarcación de Costas es el colmo. Desde hace décadas tenemos la permanente sensación de que no existe, de que nunca hace acto de presencia ni afronta los problemas que van surgiendo, enquistándose todos ellos sin excepción. Las instituciones pitiusas deberían ser mucho más beligerantes y exigir al Estado que cumpla con sus obligaciones. En caso contrario, Porroig volverá a pudrirse como antes y en poco tiempo.

@xescuprats

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.