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José María de Loma

Mañuecoy la dieta de la piña

Mañueco dice que trabajará «como una piña» con Vox. Sin embargo los de Abascal ven al tal Mañueco como una perita en dulce a la que merendarse. Mañueco va a morder la manzana prohibida y va a decirle a Feijóo y a Juanma Moreno a qué sabe. Serán los próximos en probarla. La política ya no es solo una verdulería y va transmutando en frutería. En una frutería en la que las naranjas van a desaparecer pronto: Ciudadanos no remonta. Las encuestas más optimistas para comicios regionales le dan cero escaños, si bien se pone cero o dos porque queda como más cocinado. Vano empeño, la fruta no se cocina, está mejor al natural.

Tenemos en el panorama político las frutas que van madurando para la política nacional, como el nuevo líder del PP; los que piden una oportunidad como aquel torero apodado platanito, las frutas podridas y hasta los partidarios de una república bananera. No pocos diputados son unos melones, aunque otros tienen mucho coco. Sánchez es como un sandía, puede llegar a ocupar mucho pero una parte nada desdeñable es agua. El agua puede ser la nada o el alimento primordial para subsistir. Sánchez ha logrado que el rey de Marruecos le dé dátiles y tiempo aunque no tenemos muy claro a qué familia alimenticia pertenecen los dátiles, que es también como coloquialmente se llama a los dedos en algunos sitios. Mientras el monarca alauí no emplee uno de esos dedos para hacerle la peseta, la cosa podría ir tirando.

Pablo Iglesias es un limón

que quiere ir echando gotas ácidas al sistema y también a sus posibles sucesores. Yolanda Díaz es roja como un tomate y por eso no sabemos si es alimento de temporada, proyecto maduro o fallido injerto político al que los socialdemócrata no quieren sumarse. Rufián tiene mala uva. Ayuso es un madroño que siempre tiene un oso al que derribar. Nos resistimos a adjudicar el título de membrillo a alguien y no hay manera de colocar el rambután o la endrina. Almeida está cada vez más breva. La ministra de Defensa prefiere el caqui. Aznar y González tienen mucho de aguacate con gambas, que era un plato muy solicitado en los ochenta y noventa pero que ahora, inclusive con salsa rosa, no se pone ni en las bodas de tercera.

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