Diario de Ibiza

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Para empezar

Verónica Carmona

Portadista y redactora

Cosas de madre

La semana pasada me incorporé al trabajo después de un año sin darle a la tecla entre la baja y la excedencia por maternidad. Para aligerar tanta densidad en mi cabeza quedé por la noche con una amiga para ir a una fiesta en un solar pegado a un edificio en un lugar que no conocía. Justo ese fin de semana dormía en casa de mis padres y mi hijo se quedaba con los abuelos. Sin darme casi cuenta, de repente, miré la hora y ya eran las ocho de la mañana. Ni que decir lo que supone a mis años ir al trabajo sin dormir. Le dije a mi amiga que nos teníamos que ir ya, que me iban a echar del trabajo si llegaba tarde. Todo el universo se confabuló para que la vuelta fuese una ginkana de obstáculos, no había transporte para volver e incluso ir a pie a casa era difícil porque las obras en la calle nos obligaban a realizar rodeos. Mientras caminaba, intentaba enviar un mensaje a mi madre diciéndole que ya estaba de vuelta. Pero no había manera, el texto siempre se quedaba sin enviar. Hasta que en un momento de lucidez tuve una revelación. Mi madre no me había llamado ni escrito en toda la noche. Entonces le dije a mi amiga: «Tranquila, mi madre no me ha llamado preocupada en todo este tiempo y eso solo puede significar una cosa: que esto es un sueño, así que ya podemos ir con la calma de que todo está bien».

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