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valentin villagrasa

Desde la Mola

Valentín Villagrasa

Las fiestas y Ómicron

Tal día como hoy, pero de hace un año, se hizo la luz en el proceso del covid particular y el médico encargado de mi salud momentánea me anunció que había pasado con brillantez el examen covid, sin vacunación, sin delta, con unas molestas fiebres y muchas series de Netflix y otras en mi pobre bagaje intelectual. Hoy, con dos dosis en mis brazos, después de un verano con libertad de movimientos, una temporada turística por encima de las previsiones, con los parámetros de la pandemia bajo control (aparentemente) vuelven las cenas de empresa con juerga incluida; vuelven las compras navideñas en black friday por si no llegan para Papá Noel, volverá la lotería de Navidad, las reuniones familiares, el cumple de mi tía (99, que se dice pronto). Pasado mañana en vísperas de Sant Francesc patrón de los baixeros, se inaugurará la iluminación de Navidad en la isla (supongo que los pobres renos de la rotonda del hospital guardarán la verticalidad), tendremos casetas (con restricciones) junto a la iglesia y un suma y sigue de normalidad. Mientras estábamos inmersos en digerir tanta información, nos llega desde la Europa avanzada (dicen que la del norte) las nuevas restricciones por el aumento de los contagios entre los no vacunados, las manifestaciones de los negacionistas con cargas policiales incluidas y otras lindezas derivadas de esta pandemia que no se acaba de marchar (se parece a las lluvias de noviembre en Formentera) el pasaporte covid, en un por si caso de última hora, para entrar en bares y restaurantes, con la dificultad en acceder vía telemática a dicho pasaporte (la informática siempre escribe con renglones torcidos, sin ser dios precisamente).

No acabábamos de digerir la portada cuando desde la contraportada se nos cuela ómicron y pone de patas arriba esa normalidad a la que nos estábamos acostumbrado (qué fácil es saborear lo bueno si venimos de lo amargo). La bolsa se desploma; los países buscan contagiados entre los llegados del sur. 60 de una tacada en Ámsterdam en dos vuelos de Sudáfrica y suma y sigue por Londres, Madrid; sospechas en Catalunya y un no parar; me recuerda a Wuhan (he de reconocer que nunca había oído hablar de esta ciudad de más de once millones de habitantes). A unos la Acción de Gracias les queda atrás y a nosotros lo de la purísima y el puente nos viene ya… en el horizonte unas Navidades con incógnita de ómicron incluida en el lote de los turrones. Virgencita, que me quede como estoy.

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