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Marta Torres Molina

Cargo: Redactora

Ses Illetes, sólo para millonetis

Si vives en Formentera y acabas de trabajar después de las seis de la tarde olvídate de exorcizar los demonios del día con un chapuzón al atardecer en ses Illetes. Si eres un currito. Si tu economía te permite abonar cuentas como las que cada verano soliviantan los ya de por sí alterados humores de Twitter, tranquilo. Tú, igual que los de los tropecientos yates que cada día enturbian el horizonte del Parque Natural de ses Salines, estás a salvo. Esta nueva restricción no va contigo. Podrás seguir bañándote al atardecer. Podrás beber mirando al mar (la Mar) hasta que tu hígado te diga basta. Podrás disfrutar de unas playas casi privadas. Aunque llegues a las siete, a las nueve o a las diez de la noche. Tus billetes de 500 te protegen. Así son desde ayer las cosas en el norte de Formentera donde, con el afán de evitar los botellones multitudinarios sobre la arena más blanca de las Pitiusas, lo que se hace es convertir la zona en un paraíso para millonetis a partir de las seis de la tarde. No podrás llegar sudando y a pie con tu cervecita del súper, pero sí en un Hummer para pagar la mitad del sueldo mínimo por una botella de Roederer Cristal aunque los del botellón, ociosos y de vacaciones, lleven ya horas en la playa. Proteger el parque, sí. Controlar los excesos, por supuestísimo. Convertir ses Illetes, a la práctica, en un resort de ricos, no.

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