Diario de Ibiza

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Xavier Sardà

Romper dentaduras

Mientras el mundo avanza y retrocede con sus raros andares y mientras cada cual palpita a lo suyo suponiendo no se sabe qué, los putos cabronazos asoman para recordarnos la mierda que rezuma su estéril cerebro. Con lo difícil que resulta estadísticamente nacer, y ellos han germinado para desgracia de nuestra especie.

Siguen las agresiones homofóbicas, el «maricón de mierda» en el Somorrostro, el escupitajo, el «si me levantas la ceja te corto el cuello», la paliza brutal, la fractura maxilar y la pérdida de casi todos los dientes, y la operación en el Vall d‘Hebron. Los delitos e incidentes de odio llegaron en España a un total de 1.706 en 2019.

Te pregunto a ti, cabronazo de mierda: ¿qué parte no entiendes de todo esto?, ¿qué es lo que te pasa?, ¿qué odio engendras en tus ponzoñosas meninges que te convierte en un grogui peligroso? No eres un desgraciado. Nunca te confundas. Eres un canalla.

Machacar a hostias a los homosexuales en la playa del Somorrostro es, además, ignorar la dignidad de miles de personas que vivieron en barracas durante años. El mar las inundaba periódicamente. Allí nació la bailaora Carmen Amaya. Inmortalizó el barrio Francesc Rovira-Beleta con la película ‘Los Tarantos’, y Gato Pérez, en la canción ‘El Ventilador’, dijo que «al ritmo de los gitanos del Somorrostro hasta Mataró».

En noviembre de 2010 se anunció que el tramo de la playa de la Barceloneta situado entre el Hospital del Mar y el Puerto Olímpico cambiaría su nombre por el de playa de Somorrostro, para recordar a tantísima gente.

Quiero creer que, si aquellos que mantenían la vida en la precariedad, la inclemencia y el desespero, te viesen pegar una somanta de hostias porque sí, te iban a dar la del pulpo.

¿Por qué destrozas la cara a dos gais?, ¿qué inquietud enmascaras en tu tuétano? Tanto odio puede condensar el miedo a tu propia ambigüedad, querido gilipollas. Cuéntame si no por qué haces bandera de tu rancia masculinidad.

Y a ver si te pillan los Mossos. Por cierto, y sea dicho de paso.

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