Estos días se está publicando en la prensa local un anuncio que parece totalmente ensoñador. Lo añado tal como aparece el titular en la prensa para no caer en equívocos: «El Consell de Eivissa trabaja a pleno rendimiento para implantar las bases del Destino Turístico Inteligente a la vez que lanza el Plan Director Smart Island». Bien. La idea parece que trata de cómo ajustar soluciones para las necesidades que tiene Ibiza en un plazo medio de tiempo, cinco años creo recordar era el plazo de implantación publicado.

Hasta aquí perfecto, parece un plan voluntarioso, no exento, parece, de un alto coste financiero que intenta reconvertir la isla en un modelo más 'humanizado' para las personas.

Pero si profundizamos un poco más en el concepto ' smart city o smart Island' ya parece que la montaña se hace mas difícil de escalar. Las pretensiones del plan incluyen vías de actuación bastante difíciles de ejecutar, una 'smart' de entrada pretende aplicar las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) para la gestión y prestación de servicios, crear entornos económica, social y medioambientalmente sostenibles, mejorar la situación de los ciudadanos en movilidad, urbanismo, gobierno, economía, energía, medio ambiente, seguridad, educación y salud mediante la utilización de energías renovables, medios de transporte y vehículos eléctricos, paneles solares para semáforos o señales de tráfico o la promoción y desarrollo del uso de bicicletas y las administraciones deben tener el control del funcionamiento de los sistemas de transporte público y privado, la ocupación de las playas, el uso eficiente de los recursos energéticos e hídricos.

Está claro que las tecnologías no tan solo ayudan sino que en el futuro tal vez tomen sus propias decisiones, y sería de cromañones renunciar, negar o no darse cuenta de por dónde va el desarrollo de la Humanidad. Tiempos líquidos que calificaba Z. Bauman.

Pero ahora disculpen que refiera mis dudas ante semejante montaña. Si releemos el párrafo anterior, no hace falta ser muy observador para entender que cualquier movimiento que pretenda conseguir alguno de los ítems expuesto tiene un alto coste económico, el presupuesto del Consell tal vez da para el mantenimiento de la actividad actual, pero para poca cosa mas. La movilidad en Ibiza, mientras no aparezca un urbanista capaz de resolverla se parchea cada poco tiempo pero para mal, generando más problemas de los que pretende evitar. Una ciudad que está perdiendo su comercio tradicional, que nadie sabe qué hacer con la reforma del Mercado de abastos. Donde la vivienda supone un problema de gran magnitud y que no se resuelve. El transporte público disfruta de unos autobuses estupendos para unir Guadalajara con Madrid, pero inútiles para afrontar un servicio de transporte capaz de callejear por la ciudad, lo que quitaría muchos coches de la circulación urbana. De la ocupación de las playas no hablemos, se acerca el verano y se tendrá que subastar el espacio en la arena para volver, como cada año, a invadir el suelo público de hamacas y camas balinesas y seguro que hay bastantes intereses económicos dirigidos al logro del contrato.

No hablemos tampoco del uso eficiente de los recursos hídricos, partamos de que el Consell no tiene competencias en cuestión de agua, y lloremos al enterarnos de los millones de litros de agua que se pierden de las acometidas por falta de mantenimiento o cuidado, sin olvidar el tanque de tormentas que lleva ya casi un año terminado y sigue sin funcionar por culpa de las administraciones. Reflejemos el tema de las vallas publicitarias que llevan años intentando quitarlas y parece que es imposible. No dejemos de lado tampoco la afición del Ayuntamiento de Sant Josep en hormigonar todo su paisaje, cuanto más gris mejor, y eso va en contra de conseguir una ' smart island'.

Y ahora pensemos en lo que dentro de tres meses desembarcará en Ibiza e intentemos encararlo con el proyecto 'smart'. No sé ustedes pero yo lo veo un poco difícil, por no decir imposible de conseguir. Mientras el destino de la isla esté en manos de políticos eficientes en su inutilidad y mientras la Administración se diluya entre cinco ayuntamientos y un Consell sin ponerse de acuerdo en temas fundamentales y de primera necesidad para los ciudadanos, veo muy lejos que Ibiza, en un plazo medio se convierta en una ' smart island', y tal vez en cinco años estemos discutiendo los mismos problemas que hoy.