Como decía el filósofo Antonio Fraguas, Forges: 'Andan ustedes votando alegremente y luego pasa lo que pasa'. El presidente en funciones del Gobierno en funciones lo ratificó el martes, en su primer mitin televisado de la nueva y recurrente campaña electoral: No hemos sabido votar, al menos no lo hemos hecho de una forma clara que él y los otros líderes puedan entender. En las elecciones generales del pasado abril votamos de aquella manera, de forma confusa, al tuntún. Y por ello ahora nos castigan a todos con unas nuevas elecciones. Que no es por ir a votar en sí, es por la campaña, otra carísima y tediosa campaña llena de lugares comunes, cataluñas, fantasmas de ETA, improperios, derechitas cobardes, amigos de los independentistas, gurtels y demás corrupciones, castas o nuevos que ya son castas... y muy poca realidad. Lo digo por experiencia, porque llevamos ya un buen puñado de elecciones en los últimos años votando a voleo. Primero a Rajoy por dos veces, moción de censura, luego a Sánchez, y seguimos igual, aunque se han tomado sus vacaciones de verano como dios manda y sin hacer los deberes... Hay que tener la cara muy dura para pedirnos ahora que votemos con claridad y más aún para echar cada uno las culpas al otro. Y me refiero a todos. En el Govern balear, en los consells y en los ayuntamientos de estas islas y de media España ha habido pactos de todos los colores. Decir que ahora es imposible es tener la voluntad, esta sí muy clara, de tomarnos el pelo.