Un furgón blindado de prosegur, cuyos ocupantes debían tener una urgencia, quizá algo de incontinencia, aparcaron, por llamarlo así, el vehículo en plena acera. Lo curioso del caso es que tenían dos espacios libres a unos diez metros. Ya se sabe que a veces lo cómodo no es lo que queda más cerca sino lo que no nos obligue a pensar. Si esta actitud incívica se generalizase no habría quien saliese a la calle.