Cría fama y échate a dormir, reza el dicho popular. Qué difícil es quitarle a los turistas británicos la imagen de hooligans que algunos de ellos se han ganado a pulso. En la feria turística de Londres, sin embargo, los políticos de Ibiza (había más allí estos días que en la isla y, sinceramente, su ausencia se ha notado más bien poco) se esfuerzan en loar las virtudes hasta ahora ignoradas de los visitantes del Reino Unido. Alejandra Ferrer, consellera de Turismo de Formentera, se declara fan incondicional de los británicos que visitan su italianizada isla: senderistas, amantes de la naturaleza, del nordic walking y, agárrense los machos, de avistar pájaros. Qué bucólico todo. Pues serán los aires formenterencs porque en Sant Antoni, más que ver aves, algunos británicos prefieren emularlas y echar a volar desde los balcones, con consecuencias desastrosas. Y en vez de nordic walking lo que suelen practicar en el West End o en Platja d'en Bossa son escenas de 'The Walking Dead'. Aunque la teoría más acertada sobre los guiris es la de Carmen Ferrer: de día los británicos están tranquilitos por ejemplo en Santa Eulària, pero de noche se escapan de ese pueblo-balneario y, en Vila o en Sant Antoni, se beben hasta el agua de los floreros. Algunos, con suerte, regresan vivos al día siguiente. Cual jekylls y hydes.