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El chasco del reparto de la ecotasa

Un chasco. El reparto del impuesto turístico ha caído en Ibiza como cuando un niño descubre que los Reyes son los padres. La decepción ha unido en la isla a ecologistas, ayuntamientos de todo signo político, Podemos, PP, empresarios... El despropósito es mayúsculo: de los 5,7 millones de euros que recibe Ibiza, 4,5 son para dos proyectos muy necesarios, que se arrastran desde hace años y cuya financiación ya estaba comprometida y debía salir del presupuesto de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), o sea, del Govern: 2,6 millones serán para la conexión de la desaladora de Santa Eulària con las otras dos plantas de la isla, una obra adjudicada hace varios meses y que ya se está ejecutando; y 1,9 se destinan a un depósito para ampliar la capacidad de la desaladora de Santa Eulària que Abaqua acordó construir hace diez años con el Ayuntamiento. Es decir, era una deuda con este municipio que esta empresa pública arrastra desde hace una década.

Muy gráficamente, el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, clama indignado: «El Govern nos ha robado la cartera». Y no va desencaminado, ya que el dinero que Abaqua ya no se tiene que gastar en estas dos obras de Ibiza se dedicará a otras cuestiones. La propia conselleria de Medio Ambiente lo ha reconocido sin medias tintas y por medio de un portavoz ha señalado que pagar estos dos proyectos con dinero del impuesto turístico «tiene ventajas»: una es que «se liberan recursos para otras actuaciones», aunque no detalló si esas actuaciones se realizarán en Ibiza o en otro lugar; ni cuáles serán ni cuándo se harán. Lo que está claro es que las ventajas a las que se refiere la conselleria no son para los ibicencos, que en la práctica han visto volar 4,5 millones de euros. Nada menos.

Mientras los alcaldes lamentan el reparto que ha hecho el Govern del impuesto turístico, el presidente del Consell, Vicent Torres, lo defiende, como hacen otros socialistas, alineados con el argumentario del partido. Sin embargo, resulta curioso que esos dos proyectos ya en marcha para los que se han aprovechado los fondos de esta renovada ecotasa no los solicitó nadie en la isla, tampoco el Consell. Es decir, que son dos obras que el Govern incluyó en la lista por su propia cuenta. ¿Quién iba a ser tan torpe de solicitar proyectos cuya ejecución está en marcha o comprometida? Como dice Vicent Marí, estos fondos se deben usar para financiar proyectos extraordinarios, no ordinarios que hay que sufragar con el presupuesto de la comunidad autónoma.

Al final, ha sido el Govern el que ha decidido el reparto de estos fondos. En teoría, la Comisión de Impulso de Turismo Sostenible es el órgano que debe decidir en qué se gasta el dinero y los proyectos que se aprueban, pero según denunció el presidente del GEN, Joan Carles Palerm, el Govern llegó con la lista hecha y la sometió a votación. El resultado: los ayuntamientos (agrupados en la Federació d´Entitats Locals), ecologistas y las patronales votaron en contra, una insólita unanimidad que por sí sola debería inducir al Govern a replantearse el procedimiento. La propia vicepresidenta primera del Consell, Viviana de Sans, considera que «a la comisión llegó todo hecho; las cosas no pueden hacerse así».

No había ni un solo proyecto de ningún consistorio en la lista del Govern. Los ayuntamientos habían trabajado duro para presentar sus propuestas y se encontraron con un cubo de agua fría. Se habían creado muchas (y falsas) expectativas, como también ha denunciado algún alcalde. Está claro que no hay dinero para todo y esto lo entiende cualquiera; pero la selección de proyectos que se ha hecho en Ibiza es más que cuestionable y la merma de fondos para actuaciones en Ibiza, inaceptable.

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