Andábamos los conductores ibicencos distraídos con nuestras cosillas: pagar el impuesto de circulación, las reparaciones del taller, la ITV, la gasolina, las zonas azules de aparcamiento. Algunos, incluso, intentando ahorrar para en el futuro darse un capricho: estacionar en el hospital de Can Misses. Y hete aquí que, mientras nos rascábamos el bolsillo en busca de algo más que un caramelo de la época en que aún se elaboraban con azúcar, llega la simpar consellera insular de Transporte y nos anuncia que tiene en mente (¡socorroooo!) exprimir más nuestras ya exangües cuentas corrientes con un nuevo impuesto. Sí amigos, en el Consell de Ibiza no solo se dedican a doblar la cerviz ante el Govern tragando con la estafa del reparto de la ecotasa (cuyos fondos sirven para que el Govern se ahorre por otro lado inversiones en la isla que ya tenía comprometidas), también piensan. Bueno, más que pensar, lo que hacen es copiar. Por lo visto, en Austria, hermoso país que soporta topicazos como que todos bailan el vals o se visten de tiroleses (cuánto daño hizo ´Sonrisas y lágrimas´), cobran un impuesto por circular por sus carreteras y destina esos fondos a su mantenimiento. Pero claro, ni Pepa Marí es una Trapp ni Ibiza es Austria. Aquí, ya venimos pagados de casa y nuestro dinero queda sepultado en chapuzas como la de Jesús, donde los vecinos, como en la peli, llevan meses soltando alaridos. Holiholi holi hoooo.