Remedando un viejo eslogan publicitario, la antes socialista y ahora podemista (y quién sabe qué mañana) Xelo Huertas, para más inri presidenta del Parlament balear, se dijo antes de una votación: «Si no hay chat, nos vamos», después de ver con horror cómo sus compis de Podemos en las Islas habían tenido la osadía de borrarla del grupo. Ante tamaña afrenta, cual adolescente peleada con su mejor amiga, Huertas decidió vengarse. ¿Arrancando de las paredes los póster de Pablo Bieber?, ¿dibujando bigotes en el bisoño rostro de Íñigo Errejón?, ¿poniéndole cuernos en la cabeza a Juan Carlos Monedero? No, Xelo Huertas prefirió tomar una decisión aún más infantil y mucho más perniciosa para su grupo y para el Govern al que apoya (?). Votó con el PP en contra del partido al que aún pertenece a pesar de estar suspendida temporalmente de militancia por un asuntillo de nada: exigir en las negociaciones para formar gobierno un trato de favor para otro lidercillo balear de Podemos, junto con la actual diputada Montse Seijas. Muy edificante todo. Creerán que estoy bromeando, pero no. Efectivamente, Xelo Huertas, después del estupor generado en Podemos por su voto, alegó en su defensa que la habían borrado del chat de Telegram. No sé si los podemistas usan emoticonos, pero permítanme la licencia de imaginar que una caquita con ojos pone el punto final a este análisis.