Ahora que el verano empieza a languidecer y los turistas que nos han visitado a millares, algunos con sus barcos impresionantes, comienzan a hacer las maletas, es buen momento para hacer un breve repaso a la situación de una de nuestras playas emblemáticas, Talamanca, y su relación con el pulmón submarino del Mediterráneo: la posidonia.

Cuando hace algo más de un año el equipo de PSOE-Guanyem asumió su compromiso al frente del Ayuntamiento de Ibiza, y yo la responsabilidad y el honor de gestionar las competencias de Medio Ambiente, la playa de Talamanca y la calidad de sus aguas estaban en peligro debido a un emisario ya obsoleto y la posidonia estaba gravemente amenazada, entre otros motivos, por la elevada afluencia de barcos fondeados sin un control responsable.

Recogiendo una demanda ciudadana de años, lo primero que hicimos fue solicitar al Govern balear la declaración de emergencia de las obras de construcción de un nuevo emisario, ya que el actual, diseñado hace 35 años para una población muy inferior a la actual, se había quedado obsoleto. El objetivo era ambicioso y el trabajo, arduo, pero no desfallecimos hasta conseguir que esta actuación fuese considerada definitivamente de emergencia. Un primer paso imprescindible para agilizar de manera considerable todos los trámites administrativos necesarios y gracias a la cual ya se han iniciado los trabajos de sustitución.

Asimismo teníamos claro que los fondeos en Talamanca se tenían que controlar, y aunque el Ayuntamiento no tiene competencias, ya que son del Estado al realizarse en zona de dominio público marítimo-terrestre, había un claro consenso de que éste era uno de los puntos críticos, no sólo del municipio sino de la isla, por el grave impacto que estas embarcaciones provocan en la pradera de posidonia.

Ya durante el año pasado nos pusimos a trabajar en la regulación de los fondeos de esta bahía e iniciamos la redacción de un ´Proyecto básico de recuperación ambiental y regulación de fondeos de la bahía de Talamanca´. Para ello, dedicamos recursos económicos y personales y mantuvimos reuniones con las asociaciones de amarristas y de vecinos de la playa de Talamanca, grupos ecologistas interesados, Demarcación de Costas y Govern balear. De la reunión mantenida con el Ejecutivo autónomo, y dado el peso de los informes de la Comisión Balear de Medio Ambiente, que es la Administración que debe emitir un informe favorable para la obtención de los permisos necesarios para regular los fondeos, sacamos la conclusión de que era necesario redactar una evaluación de impacto ambiental del proyecto, para agilizar al máximo el procedimiento. Este trabajo ya está en marcha y esperamos que se complete el próximo mes de octubre.

Sabemos, además, que desde la conselleria de Medio Ambiente de Ibiza se está trabajando en una diagnosis de toda la isla de la problemática de los fondeos, incluidas las zonas de Illa Plana, ses Figueretes y es Viver. Es un trabajo muy necesario y esperamos que pueda ver pronto la luz.

Es evidente que para regular los fondeos necesitámos el concurso y la implicación de otras administraciones: la Dirección General de Costas y su Demarcación en Balears, como responsables de la autorización; del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, como responsable de la ordenación de los fondeos; y del Govern balear, por medio de la conselleria de Medio Ambiente, como órgano ambiental responsable de la protección del medio natural y de la pradera de posidonia.

Es natural que los ciudadanos de a pie desconozcan, aunque puedan intuir, la demora de los plazos de cualquier actuación de la Administración, máxime si afecta a varios niveles como en este caso, local, autonómica y estatal. Lo que parece menos de recibo es que los desconozcan aquellos que tienen altas responsabilidad en alguna de estas administraciones, a tenor de algunas declaraciones que hemos podido ver en la prensa local.

El actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Ibiza ha puesto la primera piedra y hemos conseguido impulsar el trabajo conjunto y la asunción del compromiso de todas las administraciones implicadas, directa e indirectamente, en la gestión de la playa de Talamanca. Ahora sólo falta que todos sus dirigentes, independientemente de su color político, continúen con esta responsabilidad ante los ciudadanos que nos han otorgado su confianza.

Si es así, estoy segura de que dentro de unos años, cuando los turistas y residentes sigamos disfrutando de nuestras playas y nuestra cultura, podremos afirmar orgullosos que conseguimos poner orden en un tema que a punto estuvo de írsenos de las manos y que supimos reaccionar a tiempo para garantizar la continuidad de la pradera de posidonia y de sus enormes beneficios para nuestras costas y la calidad de nuestras aguas.