Con referencia a la intervención que pueda hacerse en la isla de casas de la unidad UA-27 de sa Penya, entre las calles Alta y Retir, me parece bien que cada cual defienda lo que estime correcto. El Consistorio, dentro del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), defiende el derribo de 35 infraviviendas y la construcción de 12 VPO y una plaza, opción que permitiría un esponjamiento nada desdeñable de la zona. Y la técnica de Patrimonio del mismo Ayuntamiento, señora Rosa Gurrea, informa sobre la conveniencia de conservar los edificios y rehabilitarlos, argumentando motivos de historicidad de la citada unidad urbana, que ya viene registrada en planos de principios del siglo XVIII, con elementos incluso anteriores.

Según este informe, el estado estructural de los inmuebles es lo suficientemente bueno como para preferir su restauración y su adecuación a las exigencias de habitabilidad actuales, eliminando las divisiones artificiales que se han hecho en sus interiores y recuperando la superficie original de las viviendas.

El curioso y dialéctico encontronazo entre el Consistorio y su técnica de Patrimonio deja la disyuntiva en manos de la Comisión Insular de Urbanismo y Patrimonio (Ciotupha), que tendrá que dirimir la cuestión, cosa nada fácil cuando las dos opciones son perfectamente defendibles. Sería deseable que de la tesis y la antítesis de un mismo proyecto, la mejora del barrio, resulte una síntesis que supere ambas opciones.

En su actual configuración, los edificios tienen un determinado juego de volumetrías, una indiscutible homogeneidad y correspondencia formal con la arquitectura de la zona y una fisonomía o fachada consolidada en nuestro imaginario. Pero no es menos cierto que, si sale adelante el derribo, la zona mejoraría con el equipamiento público previsto, siempre que, eso sí, no se caiga en la tentación de levantar construcciones con parámetros arquitectónicos diferentes a los que le dan al barrio sus señas de identidad, cambio del todo inaceptable.

El problema, por tanto, puede que no esté tanto en que se escoja una u otra opción, sino en que se haga bien lo que se haga, es decir, en que se respeten las características arquitectónicas que dan su particular fisonomía a la isla de casas.

Veremos en qué queda la cosa.