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La historia de es Culleram revive en el Museo Arqueológico de Ibiza

Por primera vez se expone en la isla la plaquita de bronce inscrita que fue hallada hace cien años muy cerca de la cueva santuario, una pieza púnica «de enorme interés para la historia del mundo antiguo y, en particular, para el estudio de sus religiones»

La exposición se puede visitar hasta abril del año próximo. Toni Escobar

La joya de la corona de es Culleram, una plaquita de bronce de forma rectangular con inscripciones púnicas, se exhibe en una vitrina de metacrilato que se ha diseñado especialmente para la ocasión con el fin de que la pieza se pueda apreciar desde todos los ángulos. A primera vista cuesta creer que un objeto tan pequeño, (algo más de cuatro centímetros de alto y nueve de largo) pueda aportar tanta información, pero lo cierto es que «es un documento de enorme interés para la historia del mundo antiguo y, en particular, para el estudio de sus religiones». Lo asegura José Ángel Zamora López, especialista en epigrafía e investigador del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), en un vídeo que se proyecta en la sala que acoge ‘Per a la nostra senyora Tinnit, la poderosa’, la nueva exposición temporal del Museo Monográfico de Puig des Molins.

Zamora «es quien ha hecho la última lectura de la plaquita de es Culleram», comenta la conservadora del Museu Arqueològic d’Eivissa i Formentera (MAEF), Maria Bofill, durante los preparativos de la muestra, que se inaugura hoy (por ayer) a las 19 horas. La ocasión es importante porque es la primera vez que se muestra en Ibiza esta pieza, que custodia desde hace más de nueve décadas el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ). ¿Cómo fue a parar la plaquita allí? Lo explican con detalle Bofill y uno de los paneles ilustrados por Yolanda González que forman parte de la exposición.

La plaquita de es Culleram se exhibe en unan vitrina especial. Toni Escobar

La cueva santuario de es Culleram la descubrieron en 1907 Joan Roman i Calbet, Carles Roman Ferrer , Artur Pérez Cabrero y Antoni Vives i Escudero, miembros de la Societat Arqueològica Ebusitana. Años más tarde, en 1923, un vecino de Sant Vicent de sa Cala, Josep Marí Marí, Pep Figueretes, se encontró casualmente la plaquita entre la tierra acumulada procedente de este yacimiento arqueológico. La guardó hasta que en 1929 se la vendió por 150 pesetas a un funcionario alicantino, Juan José Senent, secretario de la Comisión de Monumentos de Alicante, antecesor del MARQ. Allí se quedó hasta hoy.

Cuenta Bofill que, a lo largo de las últimas décadas, se han producido «varios intentos de que la pieza se devolviera a su lugar de origen por parte del MAEF, que exhibía una copia en el Museo Arqueológico de Dalt Vila». De momento, eso no será posible, pero con motivo del centenario del hallazgo se ha conseguido que la plaquita de es Culleram vuelva temporalmente a la isla. Ha sido posible gracias a la colaboración entre el MAEF y el MARQ y con el apoyo de la Dirección General de Cultura del Govern , la Diputación de Alicante y la Associació d’Amics del MAEF.

Como la plaquita de bronce se halló en una terrera cerca de la entrada de la cueva de es Culleram, pero no dentro, no se puede afirmar categóricamente que la pieza se destinó desde su primer uso al santuario, pero todos los indicios conducen a ello, a pesar de que «hay hipótesis que sostienen que pudo haber venido de fuera».

Las inscripciones

La placa está inscrita con letras feniciopúnicas por las dos caras, que son fruto de dos momentos históricos diferentes. «Se han hallado muy pocos textos en fenicio y la información que contienen los de esta pieza es brutal», asegura Bofill. De la lectura de las inscripciones de la cara A, pertenecientes al siglo V a.C., se puede extraer que el santuario inicialmente estaba dedicado al culto del dios Reshep-Melqart. El texto de la cara B indicaría que en un momento posterior, en torno al siglo II a.C, la diosa titular de la cueva era Tinnit, popularmente conocida como Tanit, y que el acto votivo fue renovar un muro preexistente a manos de un sacerdote probablemente adscrito al santuario.

Según los últimos estudios epigráficos, realizados por Zamora, en la cara A el texto inscrito es el siguiente: «Al señor, a Reshep-Melqart, este lugar ha dedicado Eshaddir, hijo de Eshy, hijo de Birgad, hijo de Eshmunhilles».

«Ha hecho, dedicado y renovado este muro de recinto Abdeshmun, hijo de Asdrúbal, el sacerdote, para nuestra señora, para Tinnit, poderosa y la Fortuna. Él mismo fue el constructor (a sus expensas)», es la traducción del segundo texto.

Terracotas acampanadas halladas en es Culleram. Toni Escobar

Más de un millar de exvotos

Que el santuario de es Culleram estuviera dedicado a Tinnit no sorprende teniendo en cuenta las más de mil figurillas, enteras o fragmentadas, halladas en el interior de la cueva, que fueron utilizadas como ofrendas a esta diosa. Una muestra de ellas se puede contemplar en una vitrina en la exposición, que reúne otros muchos materiales arqueológicos encontrados en este lugar. Hay, entre otras cosas, bustos de terracota, oferentes con velo, figuras entronizadas, pebeteros, dos grandes cuchillos de hierro que se habrían empleado en el sacrificio de animales en el santuario y pesos de red. Todos ellos pertenecen a la colección del MAEF y estaban expuestos en el Museo Arqueológico de Dalt Vila, ahora cerrado. También se incluye un exvoto femenino de Tanit que había heredado de su abuelo una particular, Helena Kirchner, que lo ha donado al MAEF.

En uno de los paneles explicativos de la muestra se cuenta cómo serían los rituales de es Culleram en su momento, según los restos arqueológicos hallados allí y en otros santuarios de la antigüedad y la información que aportan los textos antiguos.

Asimismo, Bofill se refiere a la estructura del santuario, que estaría dividido en su época en tres espacios, de los que solo ha quedado el que se destinaba al enterramiento de las ofrendas, en la parte más profunda de la cueva. Según explica, «habría otros dos más, un primer espacio exterior, donde probablemente se situaría el altar para el sacrificio de los animales que se ofrecían a la divinidad y otro habitáculo, ya en el interior del santuario, del que ya no queda nada, debido a los desprendimientos naturales y al uso de dinamita a principios del siglo XX».

La conservadora del MAEF, que se ha encargado de la coordinación de esta exposición junto al director, Benjamí Costa, señala después la vitrina en la que se encuentran las terracotas acampanadas, datadas entre el siglo IV y el II a.C. «Sabemos que representan a la diosa Tanit por los rasgos que presentan, como el manto alado o los símbolos que adornan su pecho (flores de loto, caduceos o símbolos astrales)». Ana Mezquida y y Jordi H. Fernández se encargaron del estudio tipológico de cada una de las piezas, estableciendo 25 modelos diferentes teniendo en cuenta las diferencias en el tocado, el peinado o los símbolos que aparecen representados.

Los trabajadores del MAEF llevan tres semanas dedicados en cuerpo y en alma al montaje de la exposición ‘Per a la nostra senyora Tinnit, la poderosa’, que se podrá visitar hasta abril de 2024.

En la muestra se reproduce el proceso de manufacturación de las ofrendas de terracota. Toni Escobar

El proceso de manufactura

La restauradora del MAEF, Helena Jiménez, se ha encargado, entre otras cosas, de la escenografía y en estos momentos está dando los últimos retoques al espacio de la sala en el que se reproduce todo el proceso de manufacturación de los exvotos de es Culleram.

«Para hacer estas figurillas de barro cocido acampanadas se empleaban moldes univalvos que se hacían a partir de un prototipo», detalla. Luego, muestra la reproducción de un horno feniciopúnico, «con dos cámaras, la inferior, para la leña, la superior, donde se colocarían las piezas, abovedada para que se repartiera uniformemente el calor». Jiménez también cuenta cómo se pintaban estas terracotas: «Primero se ponía cal aguada y luego se utilizaban distintos pigmentos minerales».

En una vitrina se pueden contemplar algunos exvotos y pebeteros en los que se pueden apreciar todavía restos de color como el ocre rojo, el azul egipcio o el negro de carbón o de huesos. «Sobre el rostro, en algunas de estas figurillas, se ponía también una lámina de oro», detalla la restauradora mientras sostiene en sus manos una de las reproducciones que han hecho ella y sus compañeros siguiendo, paso a paso, el proceso de manufactura de la época en la que se datan estas figurillas.

Conferencias sobre la cueva de es Culleram

Además de la exposición ‘Per a la nostra senyora Tinnit, la poderosa’, el MAEF ha organizado entre el 20 y 23 de noviembre un ciclo de conferencias sobras la cueva de es Culleram y los estudios realizado sobre la plaquita y el culto a la diosa Tinnit. Intervendrán Jordi H. Fernández, José Ángel Zamora López, Mari Cruz Marín Ceballos y Paolo Xella

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