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Ibiza Medieval

Los feriantes de Ibiza Medieval: «La gente tiene ganas de cachondeo y de gastar tras dos años de covid»

Después de tiempos duros en los que muchos tuvieron que reinventarse, comerciantes y artesanos vuelven a Ibiza Medieval con muchas ganas y optimismo

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Así ha transcurrido la segunda jornada de la Feria Medieval de Ibiza

«Después de dos años sin mercado, echaba de menos estar aquí», comenta Manuel Motos mientras su compañero de puesto, Mariano González, trenza con las manos el esparto para hacer la suela de una espardenya». Estos artesanos locales, que prácticamente han estado en todas las ediciones de Eivissa Medieval, confían en que la vigesimotercera sea un éxito de público. «Creemos que va a venir mucha gente, y ayer (por el jueves) ya se demostró porque por la tarde se vio mucho movimiento, más del habitual siendo el primer día», aseguran. En términos muy similares se expresa Antonio Sepúlveda, que está a cargo del estand de Fluxà, una empresa que elabora, entre otros productos, hierbas ibicencas y que lleva nueve años acudiendo a la feria.

Para Francisco Cordero, que vive en la isla desde hace tres años, es su primera vez en Eivissa Medieval y está encantado. «Ayer (por el jueves) por la tarde había mucho ambiente», afirma este policía nacional malagueño que tiene en la calle Antoni Palau, en la Marina, un puesto de encaje de bolillos. «Me dedico a ello desde hace ocho años. Para mí es una terapia mental que me ayuda a desestresarme», explica mostrando el patrón del pañuelo que está haciendo, a juego con uno de los abanicos de madera y fibras naturales que exhibe sobre la mesa.

José Carlos Fernanz no se pierde una Ibiza Medieval desde 2012. «En mi opinión, ésta es una de las mejores ferias de España, pero también la más cansada», reconoce el herrero segoviano, que ha instalado su fragua, como siempre, en el Patio de Armas. No ha sido hasta 2022 que ha podido «retomar por completo» su actividad como feriante. «En 2020, con el covid, se paró todo y 2021 fue flojo, pero hora parece que los eventos se han disparado de repente», señala Fernanz, que durante estos tiempos difíciles ha conseguido «salir del paso» gracias a que no tenía deudas.

De Ibiza Medieval a Fernanz le gusta, sobre todo, el «espectacular decorado» y la gente que lo visita. «Pocas ferias pueden presumir de una localización como ésta, y aquí se nota que hay más alegría y que corre el dinero», asegura. El herrero tiene buenas perspectivas para esta edición.«La gente tiene ganas de cachondeo y de gastar», asegura después de mostrar su producto estrella, el llavero del martillo de Thor, y la novedad, el hacha de Ragnar.

Reinventarse para subsistir

A su lado, trabajando la madera, está Aitor Vañó Calatayud. Es la segunda que vez que este carpintero de Agres (Alicante) participa en la feria de Vila, la primera fue en 2017. «Para mí es un sueño estar en el mercado medieval de Ibiza, porque es muy importante y todo el mundo habla de él. Siempre intento estar presente, pero no es fácil porque no hay mucho espacio para puestos y está muy solicitado», admite.

Desde hace años este joven alicantino cada fin de semana viaja por ferias de toda España para mostrar su oficio, pero cuando estos eventos se tuvieron que cancelar durante la pandemia no le quedó más remedio que intentar reinventarse: «Me encerré en mi taller y me volqué en los encargos. Fue una época dura, sobre todo para la gente que vive exclusivamente de los mercados». Es el caso de Francisco Ibáñez, de Valencia, que tiene un puesto en la calle de Sa Carrossa de frutas deshidratadas y frutos secos. «Hemos estado 16 meses parados», asegura.

Lucas Quero y sus compañeros, que están a cargo de dos puestos de golosinas, esencias y tés, comentan que, en su caso, estuvieron casi dos años sin actividad. Quero subsistió «trabajando en el campo». Es de Ibros, en Jaén, pero pisa poco esta localidad porque cada semana está en uno o varios mercados medievales de España, Francia o Portugal. En el de Vila ha estado por lo menos en ocho ediciones. De esta última no tiene muy claro qué esperar: «Es como vivir la experiencia de cero, no sabemos lo que nos vamos a encontrar. Ayer (por el jueves) fue flojillo, pero por la tarde fue muy bien».

Este puesto de golosinas es de un negocio de Ibros, en Jaén. | VICENT MARÍ

También en la calle de sa Carrossa tiene su puesto Mimi Nguyen, una joven vietnamita casada con un ibicenco y amante de la papiroflexia, que tiene un estand en el que vende tarjetas de felicitación 3D, además de pulseras, anillos, colgantes y pendientes, la mayoría diseñados por ella misma. Éste es su quinto año en Eivissa Medieval. «Estos dos años he echado mucho de menos el mercado. Aunque paso aquí muchas horas, disfruto vistiéndome de época, viendo los espectáculos y comprando en los puestos de los compañeros», explica.

Unos metros más arriba está uno de los puestos con más solera de la feria, el de Elisa Daniele, que ha estado presente en el evento casi desde sus inicios con sus coronas de flores y otros accesorios para el cabello. La artesana, que trabaja y reside en Ibiza, frecuenta varios mercados de la isla, pero siente debilidad por Ibiza Medieval porque esta celebración conmemora la declaración de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad que la Unesco concedió en 1999, el mismo año en el que nació su hijo. «Para mí éste es un momento en el calendario muy importante, también porque estreno mis nuevas colecciones», argumenta.

El puesto de Mimi Nguyen. VICENT MARÍ

En el baluarte de Santa Llúcia está otro de los puestos incondicionales de la feria de Vila, el de Pulpalia, una pulpería de Lugo que se dedica a la restauración ambulante. «Para nosotros esta feria es el inicio de la temporada y significa mucho, porque es de las mejores de España. Agradecemos mucho poder estar aquí porque desde febrero de 2020 hasta agosto de 2021 estuvimos parados y en todo ese tiempo sin mercados tuvimos que reinventarnos creando un merendero en una finca de nuestros ancestros», comenta Diana Ferreiro, una de las gerentes del negocio.

Sebastián Pedotti está a cargo de Verdearte, un puesto de plantas sin macetas ubicado en la Plaza de España. Ha viajado desde Valencia para estar presente en la feria de Vila. «Me gusta Ibiza y en este mercado, al que llevo viniendo desde 2017, se me dan bien las ventas», asegura.

Más Queseros, de La Garrotxa, en Girona, hace más de quince años que cuenta con un puesto en la feria, en el que ofrece productos de Francia, Holanda, Suiza, Italia y España. «Es la auténtica Eurovisión del queso», bromea el encargado, Jordi Joan Soler, antes de alabar Ibiza Medieval: «Es de las mejores ferias, por la alegría que se respira y por el poder adquisitivo de la gente que la visita».

El puesto de quesos que lleva Jordi Joan Soler. Maite Alvite

Los usuarios de las residencias de mayores de Ibiza visitan la feria

Un centenar de mayores que se encuentran alojados en las residencias de Cas Serres, Reina Sofía, Can Raspalls, Sa Serra, Can Blai y Sa Residència visitarán hoy Eivissa Medieval. Un grupo de voluntarios acompañarán a los usuarios de estos centros en esta actividad, organizada por la concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Ibiza. A partir de las 10.30 horas los participantes darán un paseo por los puestos de la feria que están en la Marina. Luego disfrutarán de un desayuno y de un espectáculo en la zona del puerto, que tendrá lugar a las 11.30 horas. En esta actividad participarán 125 personas voluntarias y catorce técnicos, que acompañarán a los mayores para que su asistencia sea lo mejor posible, según informó la administración municipal de Vila ayer a través de un comunicado.

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