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Aniversario

Anatomía de un desastre: ¿podría repetirse el 'Prestige'?

Veinte años después de la mayor catástrofe medioambiental de la historia de España, hay más medios y leyes para proteger las costas, pero su aplicación sigue generando dudas

Voluntarios limpiando el chapapote en Muxía. LAVANDEIRA JR.

El 13 de noviembre de 2002 hizo un día para olvidar en la cornisa Cantábrica. Un profundo temporal había puesto en alerta a 10 comunidades –en aquella época no se solía bautizar a las borrascas- y el viento acabó tumbando dos grúas en Santurce (Vizcaya) y A Coruña que causaron la muerte de tres mujeres. Pero el acontecimiento por el que esa fecha pasaría a la historia, no ocurrió en tierra, sino en alta mar.

A las 14:15 horas, el capitán del 'Prestige', un buque liberiano que viajaba a 52 kilómetros de Finisterre con 77.000 toneladas de hidrocarburo, lanzó un mensaje de socorro alertando de una vía de agua por la que había empezado a escapar petróleo. Lo que vino a continuación sería recordado como uno de los mayores desastres ecológicos ocurridos en Europa y también como uno de los siniestros marítimos peor gestionados de la historia. El resultado es conocido: 63.000 toneladas de fuel vomitadas al mar, casi 3.000 kilómetros de costa, desde Portugal a Francia, anegadas de chapapote y un perjuicio económico y medioambiental valorado por la Fiscalía en 4.300 millones de euros.

El Gobierno homenajea a los héroes del Prestige en el 20 aniversario de la tragedia

El Gobierno homenajea a los héroes del Prestige en el 20 aniversario de la tragedia Agencia ATLAS | Foto: EFE

Hoy también es conocido que aquel buque nunca debió haber navegado en el estado en el que se encontraba, que la decisión de alejarlo de la costa cuando amenazaba con hundirse fue una torpeza que disparó el daño causado, y que el Gobierno erró al tratar de minimizar la magnitud de la catástrofe aportando datos y ocurrencias que solo consiguieron sacar de sus órbitas los ojos que veían lo que realmente estaba pasando.

Fueron muchas las lecciones que dejó aquella terrible experiencia, pero 20 años después no está tan claro que haber tomado nota de ellas nos libre de volver a repetirla. ¿Podría ocurrir un nuevo 'Prestige' en 2022? Responder a esta pregunta exige someter aquella tragedia a una autopsia para vislumbrar si los errores cometidos entonces se han subsanado o siguen pendientes.

El pecado original del desastre del 'Prestige' no fue otro que la propia embarcación, un vetusto buque monocasco fabricado en 1976 destinado al desguace que acumulaba varias denuncias por deficiencias técnicas, había sido vetado por la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos para operar en nuestros puertos debido a su mal estado, y que otro capitán de la misma naviera se había negado a pilotar por el peligro que entrañaba, a pesar de haber sido reparado meses antes en China.

Hoy el 'Prestige' no podría echarse al mar, ni ningún carguero monocasco, prohibidos todos por la Organización Marítima Internacional desde 2005. En estos años, la Unión Europea ha elevado el régimen de inspecciones y los requisitos de seguridad que deben cumplir los barcos que surquen aguas comunitarias, pero en el mar, ni las olas ni los vertidos saben de fronteras. "¿Qué pasa con los buques que navegan fuera de nuestra jurisdicción pero no muy lejos de nuestras costas?" plantea, rumiando la respuesta, Xaquín Rubido, portavoz de Nunca Máis, la plataforma ciudadana que se creó en 2002 en Galicia para protestar por la catástrofe del 'Prestige'.

"La legislación ha mejorado mucho desde el 'Prestige', pero otra cosa es su cumplimiento y el control que hay sobre la salud de las embarcaciones”

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A la fuerza, en este colectivo se han convertido en expertos en tráfico marítimo internacional y hoy siguen alertando de los peligros que se dan en este sector. “Cada día, 100 cargueros cruzan el corredor de Fisterra. De ellos, al menos 35 llevan mercancías peligrosas, pero nadie informa de cuántos son inspeccionados o sancionados. La legislación ha mejorado mucho desde el 'Prestige', pero otra cosa es su cumplimiento y el control que hay sobre la salud de las embarcaciones”, advierte.

El doble de fuel

Las compañías de seguros suelen tirar de estadística para calcular los riesgos que conlleva cualquier actividad: a más frecuencia de uso, más probabilidad de que haya un accidente. Las organizaciones ambientalistas usan el mismo argumento para señalar un dato con alarma: según la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, la flota mundial de petroleros tenía en 2002 una capacidad de carga de 286 millones de toneladas. En 2020 ascendía a 619 millones. “Hoy los buques son más seguros, pero transportan más del doble de fuel que hace 20 años y se enfrentan a unas situaciones meteorológicas más severas por el cambio climático”, advierte Sara del Río, experta en contaminación química de Greenpeace, que añade: “Mientras sigamos dependiendo de los combustibles fósiles, el riesgo de vivir un nuevo 'Prestige' es elevado”.

Los petroleros transportan hoy más del doble del petróleo que hace veinte años

Aquel no fue el primer petrolero que causaba una catástrofe ambiental en nuestras latitudes. Diez años antes, el Mar Egeo se hundió delante de A Coruña tras derramar la carga de fuel que no ardió en el naufragio, y en 1999 fue el Erika el que se fue a pique frente a Bretaña después de arrojar 20.000 toneladas de fuel, un suceso que impactó tanto a la sociedad y las autoridades europeas que acabó poniendo nombre a varios paquetes de medidas para prevenir futuros siniestros o reducir sus consecuencias. Entre ellas figuraban la mejora de las inspecciones de los petroleros, el endurecimiento de las condiciones de seguridad que debían cumplir y la obligación de que las autoridades marítimas tuvieran protocolos de actuación ante posibles accidentes, incluyendo la identificación de puertos refugio.

"Las autoridades hicieron dejación de su responsabilidad, falló el principio de prevención”

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Con ese bagaje, quienes atendieron el Con ese bagaje, quienes atendieron el 'mayday' del capitán del 'Prestige' debían haber tenido herramientas suficientes para evitar un nuevo desastre, pero lo que ocurrió en las horas siguientes a aquella llamada de socorro indica lo contrario. “La razón es que España no había implementado el paquete de medidas del Erika. Las autoridades hicieron dejación de su responsabilidad, falló el principio de prevención”, acusa el catedrático de derecho internacional Juan José Álvarez Rubio, coordinador del libro Lecciones jurídicas del caso 'Prestige' (Aranzadi).

“Que se lleven el buque al quinto pino”

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Las grabaciones de las conversaciones que mantuvieron los responsables de la gestión de aquel siniestro son propias de una comedia de enredo. Entre ellas, una orden acabó siendo letal para su desenlace: “Que se lleven el buque al quinto pino”. “En 1976, el naufragio del Urkiola provocó una marea negra en Coruña porque lo sacaron al mar después de sufrir un accidente frente a la costa. La sentencia de aquel juicio reconoció que esa medida fue precipitada, desacertada y absurda. 26 años después se cometió el mismo error”, compara Constantino Méndez, exdirector del Instituto Social de la Marina y coordinador de El libro blanco sobre el 'Prestige' (Fundación Alternativas).

La investigación de este siniestro señaló a Arsenio Fernández de Mesa, delegado del Gobierno en Galicia, y José Luis López Sors, director general de la Marina Mercante, como responsables últimos de aquella decisión. “Ambos son cargos políticos, ninguno tenía experiencia en el mar, y esta fue la desgracia del 'Prestige': que la gestión fue política, no técnica. Si hubieran escuchado a los que saben del tema, hoy no estaríamos conmemorando el aniversario de una catástrofe”, señala Juan Zamora Terrés, excapitán de marina mercante y experto en derecho marítimo.

Gabinete de crisis

En 2012 se creó el Sistema Nacional de Respuesta ante la Contaminación Marina, que establece planes de emergencia y protocolos de actuación, y dos años más tarde se diseñó el Plan Marítimo Nacional de respuesta ante la contaminación del medio marino. Si en 2002 había cinco helicópteros para atender situaciones de este tipo, hoy hay 11, aparte de tres aviones, y Salvamento Marítimo dispone de seis bases logísticas capaces de desplegar 60 kilómetros de barreras anticontaminación. ¿Se aprendió aquella lección? “Tras el 'Prestige' se mejoraron los medios para combatir los efectos de los siniestros, pero sigue sin estar claro quién ha de tomar las decisiones en los momentos de urgencia. Ese gabinete de crisis deben dirigirlo los expertos, no los políticos, y hoy seguimos sin una figura técnica que tome el mando en esas situaciones”, advierte Zamora Terrés.

La tortuosa vida judicial del caso 'Prestige' ha sacado a la luz otro agujero negro del negocio del transporte marítimo: la maraña corporativa que permite la elusión de responsabilidades. El buque era propiedad de un armador griego, pero viajaba bajo bandera de Bahamas con 77.000 toneladas de fuel ruso propiedad de una firma suiza.

“Las banderas de conveniencia son los paraísos fiscales del negocio marítimo"

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Tras fracasar en su demanda contra la firma que dio el visto bueno a la embarcación para navegar, el estado sigue pleiteando con la aseguradora para tratar de cobrar alguno de los 1.573 millones de euros que fijó el Tribunal Supremo como indemnización. Veinte años después del siniestro no ha recibido ni uno. “Las banderas de conveniencia son los paraísos fiscales del negocio marítimo. Gracias a ellas, las compañías saben que, pase lo que pase, no van a tener que pagar. Y esto no se ha corregido”, recuerda Xaquín Rubido.

La plataforma a la que pertenece puso nombre a la única buena noticia que dejó aquella tragedia: la movilización popular. En tiempos en los que no había redes sociales, miles de personas de todo el país se desplazaron hasta las costas gallegas para retirar chapapote con sus propias manos. “Hace 20 años fallaron las instituciones, pero al menos la gente respondió. Nos queda eso y la sensación de que todo el mundo entendió que aquel horror no puede volver a ocurrir nunca más”, concluye este activista.

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