Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JUICIO ALVIA

El segundo maquinista avala el relato de Garzón sobre la falta de seguridad en la curva de Angrois

En su declaración ante la jueza sostiene que estaba desprotegida y que la falta de señalización fue la causa del accidente | Su comparencia fue la más larga del proceso, con un interrogatorio de más de tres horas y media

En su declaración ante la jueza sostiene que estaba desprotegida y que la falta de señalización fue la causa del accidente | Su comparencia fue la más larga del proceso, con un interrogatorio de más de tres horas y media.

Javier Illanes era el maquinista que llevó el tren Alvia accidentado en Santiago entre Medina del Campo (Valladolid) y Ourense y después completó el viaje hasta Compostela como viajero. Hoy compareció en el juzgado como testigo a propuesta del fiscal en lo que fue el interrogatorio más duro y largo –algo más de tres horas y media– desde que comenzó el juicio. En su declaración, Illanes apuntaló el relato de Francisco Garzón, el maquinista del tren accidentado y uno de los dos acusados, al poner el foco en la falta de seguridad de la vía, algo responsabilidad de Adif. Dijo que él también cogería la llamada telefónica, que en el punto que descolgó el móvil no había riesgo y que la línea ferroviaria no era segura en la curva de Angrois por falta de señalización. De hecho sostuvo que la falta de señales fue la causa del descarrilamiento. “Estoy totalmente desprotegido, no tengo nada que me avise, ni una baliza ni una señal. Y hasta en un día despejado me siento desprotegido”, aseguró, en alusión a como era la línea antes, en la quinta jornada del juicio por la muerte de 80 viajeros y 145 heridos.

Por momentos, a pesar de ser un testigo, Illanes parecía ser tratado como un acusado con preguntas insistentes –algunas elevadas de tono– para incidir en eventuales contradicciones y tratar de desacreditar sus afirmaciones de que la vía era insegura y la formación recibida de Renfe, incompleta. Y es que este maquinista, además ejerce la acusación como víctima, apuntando a Adif como responsable por la deficiente seguridad de la línea Santiago-Ourense, en el mismo sentido que el acusado Garzón. Los momentos más tensos del interrogatorio se registraron con la abogada del Estado que defiende a Adif y con el propio fiscal.

El segundo maquinista no estaba presente cuando el interventor inició la llamada a Garzón que derivó en el siniestro. Se hallaba en el vagón técnico revisando el aire acondicionado, ya que aunque viajaba como pasajero estaba “echando un cable a la empresa”.

Sostuvo que era “obligatorio” coger el teléfono corporativo, ya de que de lo contrario se entendería como “falta grave” y que él también habría respondido por una llamada de servicio y que en el lugar en que lo hizo Garzón no había “ningún riesgo”, aunque admitió que posiblemente lo “desubicó” y no frenó a tiempo. En cuanto a si la duración fue excesiva, indicó que dura lo que necesitan las partes para entenderse y que el riesgo de atender la llamada sería descolgar el teléfono en el momento de tener que frenar.

Ante el fiscal, con el que chocó en varios momentos, Illanes incidió en la deficiente formación que reciben los maquinistas, de forma que no tenían identificado el punto en el que tenían que empezar a frenar para enfilar la curva de Angrois. “Cada maquinista tiene su punto porque no hay una señal específica”, insistía una y otra vez, para apuntar a Adif como responsable de la señalización. “Tenía los medios para poner las señales, pero no lo hizo”, lamentó. Fue después del accidente cuando se implementó la señalización y balizas para evitar que se repita un siniestro similar.

“No era segura al 100% y era de dominio público la peligrosidad de la curva”, dijo en otro momento, en referencia a que los maquinistas hablaban de ello.

Preguntado por la abogada del Estado por qué entonces no denunciaron ese riesgo, Illanes replicó que el jefe de maquinistas de Ourense ya lo había denunciado y que si a él no le hacían caso, pues poco más podían hacer los subordinados. Inquirió la letrada que si tan peligrosa era la curva de Angrois por la falta de señalización, por qué no se había producido ningún accidente antes. “Porque Dios no lo quiso. Se pudo haber producido en cualquier momento”, respondió.

Javier Illanes defendió una y otra vez que los maquinistas están obligados coger las llamadas telefónicas pese a que la abogada de Adif le mostraba documentos internos de Renfe en los que abogaban por un uso restrictivo de los móviles y dedicarle el mínimo tiempo imprescindible, a lo que respondía que estas restricciones eran para los teléfonos privados.

Ante el abogado de Renfe, el maquinista enfatizó que el proceso para habilitarlo como maquinista de esa línea no fue “normal”, dado que las prácticas se hicieron con máquinas sin vagones que circulaban a un máximo de 140 km/h y que se hizo por la vía paralela a la que registró el accidente.

También defendió que con el sistema actual ya no se podría volver a repetir un siniestro igual y que el ERTMS es mucho mejor que ASFA que opera en la línea.

El jefe de maquinistas que alertó del riesgo en el lugar donde descarriló el tren declara hoy

Si la declaración de hoy de Javier Illanes fue tensa, la de mañana también tendrá lo suyo, porque el último citado a comparecer es José Ramón Iglesias Mazaira, el jefe de maquinistas que redactó el informe en el que advertía del “riesgo” y pedía señales para alertar sobre la curva de Angrois donde descarriló el tren. Su aviso se produjo un año y siete meses antes del siniestro, planteando la conveniencia de instalar balizas para indicar dónde se tenía que comenzar a reducir la velocidad, pues se pasaba de los 200 kilómetros por hora a 80.

Mazaira envió en diciembre de 2011 a su superior un informe en el que alertaba de “anomalías” en la nueva línea de alta velocidad Santiago-Ourense, entre las que advertía del “brusco” descenso de la velocidad, “sin aviso previo”, en la curva de Angrois. Por ello, el jefe de maquinistas pedía medidas de seguridad en este tramo, como limitaciones permanentes de velocidad a 80 kilómetros por hora, lo que implicaba la colocación de señales.

Con este criterio, tanto empleado por la defensa de Garzón como las acusaciones particulares y hoy el propio Illanes, el foco penal también se pone en Adif como órgano encargado de la infraestructura.

De la defensa de Adif se encarga la Abogacía del Estado, que de la misma forma que hoy fue expeditiva con el segundo maquinista, hoy se prevé que lo sea aún más con Mazaira, pieza clave en apuntar a las responsabilidades del gestor estatal de infraestructuras ferroviarias.

Compartir el artículo

stats