La reflexión de Sánchez

De Escocia a Nueva Zelanda: otras políticas que dimitieron por cansancio personal

"Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas", asegura en su comunicado de cuatro páginas

Pedro Sánchez recibe a la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.

Pedro Sánchez recibe a la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.

Carles Planas Bou

"¿Merece la pena todo esto? (...) Necesito parar y reflexionar". Con estas palabras, publicadas el miércoles por la tarde, el presidente Pedro Sánchez amagó con una posible dimisión de sus funciones al frente del Gobierno de España, una decisión que anunciará el lunes. En su carta, el también líder del PSOE denunciaba un "ataque sin precedentes" contra su persona y contra su esposa, Begoña Gómez, investigada por un juez de Madrid en un procedimiento poco habitual.

Dimita o no, Sánchez ha puesto en primera plana la mella personal causada por la constante refriega política y su judicialización. "Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas", asegura en su comunicado de cuatro páginas. Una frase que, a lo largo de los últimos años, también han pronunciado otras políticas que abandonaron la primera fila del servicio público.

Es el caso de Jacinda Ardern, la primera ministra de la historia de Nueva Zelanda. El 19 de enero de 2023, la carismática dirigente laborista tomó una decisión poco habitual en política al dimitir de forma inesperada tras quedarse "sin suficiente energía para seguir con el trabajo". "Soy humana, los políticos somos humanos", remarcó en un mensaje en el que aseguraba que su paso atrás se debía al desgaste laboral y a la necesidad de pasar más tiempo con su familia, no a "ningún escándalo secreto". Su muestra pública de vulnerabilidad fue aplaudida por muchos.

Un mes más tarde fue el turno de la líder independentista Nicola Sturgeon, que dimitió como primera ministra de Escocia y como presidenta de su partido, el SNP, al que llevó a convertirse en la tercera fuerza política del Reino Unido. Su decisión también fue una sorpresa y la achacó, entre otros factores, a su cansancio personal. "Soy un ser humano, además de una política", dijo. "No puedo dar a este trabajo cada gramo de la energía que necesita".

Cansancio laboral

Las dimisiones de Ardern y Sturgeon son los dos casos de mayor rango achacado a la fatiga o agotamiento producido por el trabajo, un fenómeno conocido como 'burnout'. Sánchez no alude directamente a ello, si bien su mensaje deja entrever su hartazgo con lo que rodea su vida política.

En los casos de Ardern y Sturgeon, su cansancio también se debió a múltiples factores derivados de su cargo de responsabilidad pública. Ardern se había enfrentado a la gestión del covid, a un importante incremento de la inflación y a un aumento de las amenazas violentas contra ella. El plan político de Sturgeon se vio torpedeado por la decisión del Tribunal Supremo británico de rechazar la convocatoria de un nuevo referendo de independencia en 2023, pero también al escándalo que envuelve a su marido, Peter Murrell, por un presunto delito de financiación irregular del SNP.

Normalización del agotamiento

Aunque cada caso es único, cada vez más políticos apuntan al cansancio. En febrero del año pasado, el ministro de Defensa de Dinamarca y líder del partido liberal Venstre, Jakob Ellemann-Jensen, anunció que paraba su carrera porque "no puede ser padre, ministro de defensa y presidente del partido si su salud no es buena". La alcaldesa de la ciudad de Chapais (Quebec, Canadá), Isabelle Lessard, de tan solo 23 años, también dimitió a finales del año pasado desgastada mentalmente por la gestión de los incendios forestales que azotaron el país. "No creo que consiga fortalecerme lo suficiente como para afrontarlo", aseguró.

Ardern abrió el camino, pero renunciar a la ambición política para cuidar lo personal no siempre estuvo bien visto. En 2011, Anne-Marie Slaughter abandonó su alto cargo en el Departamento de Estado de EEUU para poder cuidar de su hijo. "Simplemente no tenía vida", explicó en un artículo en 'The Atlantic' en el que aseguraba que "no podía tenerlo todo". Su jefa, Hillary Clinton, criticó duramente su decisión.