Crisis institucional

Los republicanos moderados frenan a los ultras y acercan el fin de la parálisis del Congreso de EEUU

Después de que los moderados del partido frenaran este martes y miércoles la elección para el cargo del ultra Jim Jordan, este ha decidido no someterse a una tercera votación en el pleno este jueves

El speaker temporal de la Cámara de Representantes de EEUU, Patrick McHenry.

El speaker temporal de la Cámara de Representantes de EEUU, Patrick McHenry. / EFE

Idoya Noain

El Congreso de Estados Unidos parece a punto de salir de la parálisis en que los últimos 17 días le han sumido las guerras internas entre facciones del Partido Republicano, aunque sea de forma temporal, y hacerlo además con un inesperado triunfo de los moderados de una formación que ha ido haciéndose más disfuncional, caótica e ingobernable conforme se ha ido radicalizando.

17 días después de que una revuelta iniciada por el extremista Matt Gaetz y respaldada por otros siete conservadores lograra la histórica destitución del presidente de la Cámara Baja, Kevin McCarthy, y después de que los moderados del partido frenaran este martes y miércoles la elección para el cargo del ultra Jim Jordan, este ha decidido no someterse a una tercera votación en el pleno este jueves. Y Jordan ha expresado su respaldo a una resolución que ampliaría hasta el 3 de enero los poderes de Patrick McHenry, el congresista de Carolina del Norte que es ‘speaker’ interino desde la destitución de McCarthy.

Esa ‘vía McHenry’ había cobrado fuerza en las últimas horas como el único camino para salir de esta crisis institucional, que se produce en un momento crítico: el 17 de noviembre expira la prórroga presupuestaria que ha evitado un cierre parcial del gobierno y la Cámara tiene que estar operativa si se quieren aprobar nuevas ayudas a Israel, una prioridad para los republicanos, o a Ucrania, cuestión sobre la que hay mucha más división.

Divisiones

La resolución preparada por el congresista Dave Joyce se debatía este jueves por la mañana en una reunión a puerta cerrada de los republicanos. Cuenta con el rechazo frontal y feroz de los congresistas de la ultraderecha, lo que hace improbable que llegue solo con votos republicanos a los 217 necesarios en el pleno para ver la luz. Pero sí podría ser aprobada si la apoyan demócratas.

Aunque el líder de la minoría, Hakeem Jeffries, ha asegurado este jueves que el partido aún no ha adoptado una posición firme, sí había mostrado estar abierto a la idea en las jornadas previas, y haberla barajado en conversaciones informales con los republicanos. Los demócratas también se reunían a puerta cerrada este jueves y esperaban además a conocer los detalles especfícos. Y si la resolución sale adelante cumplirán, al menos de momento, su objetivo prioritario: evitar que Jordan, uno de los mayores aliados de Donald Trump en el Congreso, llegue al poderoso puesto de ‘speaker’, que es también el segundo en la línea de sucesión presidencial.

El futuro de Jordan

El respaldo de Jordan al ascenso temporal de McHenry, un aliado de McCarthy que llegó al Congreso en 2005 a los 29 años preside el Comité de Servicios Financieros, no quiere decir que el congresista de Ohio, uno de los confundadores del radical Freedom Caucus, tire la toalla, al menos por ahora. Y su idea es seguir intentando convencer a los congresistas moderados que han frenado su elección.

Que pueda conseguir reducir esa oposición es una cuestión diferente. El rechazo a la candidatura de Jordan entre esos moderados es firme. El martes se tradujo en 20 votos en contra y el miércoles fueron 22. Y se anticipaba que habría crecido si se sometía a una tercera votación.

Detrás hay cuestiones ideológicas y políticas, como la oposición a elevar a uno de los representantes del ala ultra o el temor a los profundos recortes de gasto que podría impulsar Jordan. Pero hay también una repulsa a las presiones que Jordan y sus aliados han ejercido sobre los moderados que hasta ahora han votado en su contra.

Esa campaña ha incluido no solo amenazas de apoyar en primarias retos desde la derecha, sino también asedio y acoso promovido en redes y medios ultraconservadores. Mariannette Miller-Meeks y Drew Ferguson, republicanos que votaron por Jordan en la primera votación pero le quitaron su apoyo en la del miércoles, han explicado que han recibido amenazas de muerte desde esa segunda votación.