Diplomacia 1.5

Exfuncionarios de EEUU abren un canal de diálogo con Rusia para abordar posibles soluciones en Ucrania

El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, durante su discurso en la Duma.

El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, durante su discurso en la Duma.

Ricardo Mir de Francia

Han pasado muchos meses desde que ucranianos rusos se sentaran por última vez a negociar. Las últimas reuniones descarrilaron a principios del verano pasado y, desde entonces, ambas parte repiten que no se dan las condiciones para reanudar el diálogo. Eso no quita que se mantengan ámbitos de entendimiento con terceras partes como mediadores, ya sea para el intercambio de prisioneros de guerra como para facilitar las exportaciones de grano ucraniano, un acuerdo ahora enterrado por la decisión rusa de abandonarlo. Pero nadie ignora que la victoria total de cualquiera de los bandos en el campo de batalla es como mínimo improbable y, cuanto más se prolonguen las dificultades de Kiev para recuperar el territorio ocupado, más presión externa enfrentarán sus dirigentes para sentarse a negociar.

Algunos actores han movido ficha en ese sentido. Según publicó la cadena NBC hace dos semanas, una información confirmada después por otros medios, exfuncionarios de la seguridad nacional de Estados Unidos han mantenido varias reuniones en los últimos meses con altos cargos del Kremlin y otras figuras influyentes de la política exterior rusa. Reuniones en las que se habrían abordado desde las disputas territoriales más espinosas entre rusos y ucranianos hasta posibles fórmulas para acabar con la guerra. La Casa Blanca está al tanto de las conversaciones y habría sido informada de los resultados de cada reunión, pero ni está dirigiendo el diálogo ni se ha involucrado formalmente, según sostienen las fuentes de la NBC. El Kremlin, por su parte, ha negado que esa puerta trasera exista. “Son noticias falsas diseminadas por los medios occidentales”, dijo uno de sus portavoces recientemente.

Desmentidos oficiales al margen, una de las reuniones se celebró en Nueva York a finales de abril. De parte rusa, estuvo presidida por el ministro de Exteriores, Sergey Lavrovmientras que en el bando estadounidense participaron el ex diplomático Richard Hass, presidente hasta el mes pasado del Council on Foreign Relations, uno de los laboratorios de ideas más influyentes en Washington, así como otros académicos especializados en Rusia y con años de servicio en el Departamento de Estado, como Charles Kupchan y Thomas Graham. En otras citas habrían también participado figuras cercanas al Pentágono como Mary Beth Long.

Establecimiento de canales diplomáticos

“Nosotros sugerimos crear varios canales diplomáticos para satisfacer los deseos de todas las partes involucradas”, le ha dicho a ‘The Moscow Times’ uno de los estadounidenses que ha participado en las conversaciones. “El primero tiene que ser un canal serio entre Rusia y EEUU, los únicos países lo suficientemente poderosos para negociar un marco de seguridad en Europa. Tiene que haber, por supuesto, otro canal Rusia-Ucrania, otro entre Rusia y la Unión Europea y, finalmente, entre Rusia y el Sur Global”, añadió.

En contra del aislamiento y la derrota militar de Rusia en Ucrania que propugna la Casa Blanca, los negociadores estadounidenses sostuvieron, según el diario moscovita editado ahora desde Ámsterdam, que Washington está dispuesto a contemplar con seriedad las necesidades del Kremlin en materia de seguridad. Pero se habrían topado con las dificultades rusas para articular qué es lo que exactamente quiere y necesita el régimen de Putin. “No saben cómo definir la victoria, pero tampoco la derrota”, añadió la misma fuente.

Diplomacia 2.0

Este tipo de conversaciones extraoficiales se conocen en la jerga diplomática como “diplomacia 1.5”, cuando una de las partes está representada por funcionarios gubernamentales, o “diplomacia 2.0”, cuando los interlocutores de ambos bandos son figuras de la sociedad civil sin una afiliación formal con sus respectivos gobiernos. Y se han ensayado en numerosas ocasiones. A veces con éxito, como sucedió en las conversaciones de Omán que allanaron el acuerdo nuclear con Irán de 2015 o las que condujeron al proceso de Oslo entre palestinos e israelís en 1993.

Nada de eso quita que el diálogo con Rusia sea extremadamente sensible. Principalmente por los recelos de Kiev, que exige comandar cualquier negociación sobre el futuro de su país y no quiere que nadie le imponga los tiempos. Las circunstancias actuales --con casi el 20% de su territorio en manos rusas y su contraofensiva seriamente trabada—tampoco parecen ser las mejores para buscar una rampa de salida al conflicto en estos momentos.

Pero la narrativa pública no siempre refleja la realidad expuesta a puerta cerrada. A finales del mes pasado ‘The Washington Post’ publicó que en una visita a Kiev del director de la CIA, William Burns, ese mismo mes, los dirigentes ucranianos le transmitieron que su estrategia pasa actualmente por recuperar parte de los territorios ocupados antes de que las lluvias embarren los caminos con la intención de forzar un proceso de negociación a finales de año. Un desenlace que podría depender de cómo evolucione la situación en el campo de batalla. De momento Ucrania está atascada, aunque las últimas informaciones apuntan a que ha intensificado su contraofensiva añadiendo nuevos batallones a la lucha y redoblando los ataques de artillería en el este y el sur del país.

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