Un mes de ausencia

China cesa a su ministro de Exteriores desaparecido sin dar explicaciones

La decisión ha sido tomada en el Comité Permanente del Congreso Nacional Popular en una sesión de urgencia convocada este lunes

El exministro de Exteriores de China Qin Gang

El exministro de Exteriores de China Qin Gang / Archivo

Adrián Foncillas

Qin Gang ya no es ministro de Exteriores de China. Lo ha anunciado a última hora de hoy la prensa nacional con un sucinto comunicado que no resuelve ningún misterio: ni dónde está Qin ni las razones de su cese. La ausencia del ojo público de una de las figuras más rutilantes de la política nacional durante un mes y la falta de explicaciones han entretenido al país con una variada rumorología que el capítulo de hoy no detendrá.

La decisión ha sido tomada en el Comité Permanente del Congreso Nacional Popular en una sesión de urgencia convocada ayer. Todo apuntaba al desenlace: la ruptura de la coreografía, que establece una semana de antelación para las convocatorias, y el anuncio de “una decisión sobre un nombramiento oficial y un cese” junto a una anodina enmienda de la Ley Criminal. A Qin, en un movimiento de sillas que contraviene los usos de la política china, le releva Wang Yi, su predecesor y también al frente de la política exterior del partido, un cargo superior al ministerial. Dificulta aún más las interpretaciones que Qin conserve su posición en el poderoso Consejo de Estado.

Al defenestrado canciller, sin foto ni perfil ya en la web ministerial, se le perdió la pista después de reunirse con un diplomático ruso que había acudido a Pekín el 25 de junio en plena revuelta del grupo militar Wagner. Su ausencia ha sido aún más estruendosa por coincidir con semanas de febril diplomacia en las que desfilaron por la capital varios altos cargos de la Casa Blanca como Janet Yellen, secretaria del Tesoro, o John Kerry, enviado especial de asuntos climáticos.

¿Problemas de salud?

Un portavoz ministerial aludió a “razones de salud” para explicar su desaparición pero la frase fue purgada de las transcripciones oficiales. Desde entonces se han amontonado los rumores. Algunos sinólogos apuntan a presuntas discrepancias con Wang sobre la estrategia exterior en general y, en concreto, por la incapacidad de Qin para acercar Europa a China en un contexto global dominado por la guerra de Ucrania.

En las redes sociales se alude a una relación extramatrimonial, y por tanto prohibida por los rígidos cánones morales del partido, con una periodista de etnia china y pasaporte estadounidense empleada en una televisión hongkonesa.

Parece claro que la decisión de hoy sepulta la meteórica carrera política de uno de los protegidos del presidente, Xi Jinping, cuyo buen juicio para rodearse de acólitos queda en entredicho. Qin se ganó un nombre como portavoz ministerial por sus desacomplejadas diatribas contra Estados Unidos y su tono inflamado. Fue nombrado embajador en Washington, la plaza más sensible, en la que permanecería apenas 17 meses antes de ser catapultado al ministerio de Exteriores por delante de funcionarios con currículos más lustrosos. Qin fue, además, empujado al Consejo de Estado en marzo, uno de los órganos con más solera y enjundia. Ese ascenso, ajeno a los plazos pausados del gremio, podría haberle generado antipatías que sobrepasaron el padrinazgo de Xi, aseguran algunos expertos. O quizá el mayor misterio de la política china en décadas nació en algo tan prosaico como un lío de faldas.