Macron pide a China que haga entrar en razón a Rusia

“Sé que puedo contar contigo para que Rusia recupere el sentido común y todos vayan a la mesa de negociaciones”. De todas las peticiones de mediación que ha escuchado Xi Jinping, presidente chino, ninguna tan cruda como la de su homólogo francés, Emmanuel Macron. La primera cumbre sinofrancesa desde que escampó el coronavirus ha tenido su previsible núcleo en la guerra de Ucrania y en la urgencia por acabarla. Han abundado los buenos propósitos pero es dudoso de que Pekín salga algo tangible.

China ha bañado la reunión con pompa, incluido un desfile militar, para subrayar el empaque. La prensa ha aclarado que la visita, la primera de un jefe de estado europeo tras el fin del paréntesis de la política de cero covid y la Asamblea Nacional Popular, insuflará una “nueva vitalidad a las relaciones” con el Viejo Continente, en aparente olvido del reciente viaje del presidente español, Pedro Sánchez. “El mundo está experimentando una profunda transformación histórica”, le ha saludado Xi a Macron, con una fórmula parecida a la que empleó para despedirse de Putin en Moscú. También ha aplaudido la defensa francesa de un mundo multipolar y de una mayor democracia en las relaciones internacionales en lo que sonó como la enésima crítica a la hegemonía estadounidense.

Los comunicados oficiales escasean en sorpresas. El francés recuerda que “la agresión rusa ha asestado un golpe a la estabilidad global”. Es inviable una “Europa segura y estable”, continúa, mientras un país permanezca militarmente ocupado por un miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en flagrante violación de su carta fundacional. “Necesitamos lograr una paz duradera, estoy seguro de que es un asunto tan importante para China como lo es para Europa y Francia”, abunda.

China y Francia comparten la inquietud por la guerra pero las separa la vía para acabarla. Macron ha subrayado que la solución tiene que ser conforme a la Carta de la ONU y la Unión Europea ha repetido que sólo el plan de paz ucraniano, y no el chino, cumple con el requisito. Los doce puntos de la propuesta china son juzgados en Washington y Bruselas como excesivamente escorados hacia Rusia y se ha desdeñado su vaguedad en lugar de valorarla como un punto de partida idóneo para acercar posturas opuestas. El comunicado chino, más sucinto, habla de la urgencia de la paz y de la necesidad de fortalecer las relaciones sinoeuropeas sin entrar en detalles en la guerra de Ucrania.

Cualquier esperanza de una pronta solución quedó arruinada por Moscú. El Kremlin reconoció el “potencial” de China para la mediación pero avanzó que la situación en Ucrania es “compleja” y “carece por ahora de expectativas para un acuerdo de paz”. "No hay más opción" que continuar con la guerra, ha añadido el portavoz, Dmitry Peskov.

Macron se ha hecho acompañar de una sesentena de empresarios, para engrasar los acuerdos comerciales, y de la jefa de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, para ofrecer una imagen de unidad. Ambos representan las diferentes sensibilidades europeas hacia China. Macron es pragmático y moderado, quiere fortalecer los vínculos políticos y comerciales y huye de la confrontación que impone Washington. Von der Leyen defiende un progresivo desacoplamiento light en sectores claves para la seguridad, desconfía de las tecnológicas chinas y busca la autosuficiencia en áreas que domina Pekín. La política alemana ha asegurado tras su reunión con Xi que ha perseverado en su tono duro habitual, que le he recordado que Bruselas está junto a Ucrania y que enviar armas a Moscú supondría un “daño significativo” para las relaciones bilaterales. También ha aplaudido la “reiterada voluntad” expresada por Xi de hablar con el presidente ucraniano, Volodymir Zelensky, cuando “el tiempo y las condiciones sean adecuados”.

Suscríbete para seguir leyendo