Policías y soldados realizaron redadas nocturnas y cargaron contra una protesta en el barrio de Tamwe, en Rangún, tras una jornada de violencia en la que seguidores de la junta militar agredieron a manifestantes prodemocráticos y periodistas.

Las fuerzas de seguridad lanzaron en la noche del jueves botes de humo y cargaron contra centenares de personas que se manifestaban contra el nombramiento de un cargo local por parte de la nueva junta militar.

Según muestran vídeos colgados en las redes sociales, la policía y soldados de una división de infantería cargaron con fuerza para dispersar a los manifestantes mientras algunos vecinos relataron a EFE que se produjeron redadas y detenciones nocturnas en un par de viviendas. Se desconoce de momento si hubo heridos durante el incidente o el número de detenidos.

Las autoridades birmanas volvieron este viernes a restablecer la conexión a internet tras cortarla por la noche durante 12 días consecutivos.

La tensión en las calles de Birmania (Myanmar) continúa en aumento tras el ataque del jueves de un grupo de personas que apoyaba el golpe de Estado militar del 1 de febrero contra manifestantes pacíficos en el centro de Rangún, la antigua capital del país asiático. Sin embargo, estos incidentes no han logrado amedrentar a toda la población y desde primeras horas de la mañana miles de birmanos se manifiestan este viernes frente a las embajadas de varios países del Sudeste Asiático y Estados Unidos para pedir que presionen a los militares con el objetivo de que Birmania regrese a la senda de la democracia.

Las protestas en rechazo a los militares, que se extienden a lo largo del país desde hace semanas, también piden la liberación de los políticos electos arrestados por los uniformados, entre ellos la depuesta líder Aung San Suu Kyi. La Asociación para la Asistencia de Presos Políticios (AAPP) indica que desde la asonada 748 personas fueron detenidas, incluidas 62 que ya han sido puestas en libertad. La AAPP también contabiliza 8 muertos, incluidos 3 por disparos efectuados por la Policía contra las manifestaciones, desde el levantamiento militar.

El Ejército justificó la toma de poder por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, donde observadores internacionales no detectaron ningún amaño, en los que arrasó la Liga Nacional para la Democracia, el partido liderado por Suu Kyi, como ya hiciera en 2015.