La mitad de los bomberos de Formentera viven en Mallorca

Ocho bomberos del Parque Insular de Formentera se trasladan dos veces por semana de una isla a la otra ante los elevados precios del alquiler de viviendas en las Pitiusas 

Pau Bordoy, uno de los ocho bomberos de la plantilla de Formentera que viven en Mallorca. | DI

Pau Bordoy, uno de los ocho bomberos de la plantilla de Formentera que viven en Mallorca. | DI

Ángela Torres Riera

Ángela Torres Riera

Pau Bordoy, bombero en el Parque Insular de Formentera, se ha levantado a las seis de la mañana en Palma, como hizo también hace solo unos días, para coger un avión y luego un barco hasta llegar a su lugar de trabajo. No es el único bombero del cuerpo de emergencias que se enfrenta semanalmente a este trayecto de un día y medio, al tener que hacer obligatoriamente escala en Ibiza. Ocho de los dieciséis trabajadores del Parque de Formentera tienen la misma rutina anómala: recorrerse tres islas del archipiélago por lo menos dos veces por semana.

El inasumible precio de la vivienda en las Pitiusas ha convertido el trayecto de estos bomberos desde su domicilio hasta las instalaciones del Consell de Formentera en una odisea. Además de bomberos que como él se desplazan desde Mallorca, hay otros que van y vienen desde Valencia. «Solo tres compañeros que no son de la isla consiguieron, en su momento, vivienda aquí», explica Bordoy.

En su caso, el alquiler que paga en Palma supera los mil euros, a los que tiene que sumarle los 300 euros de billetes de transporte aéreo y marítimo que le cuestan mensualmente los desplazamientos desde su isla hasta Formentera. Si se pone a pensar en lo que paga proporcionalmente con los días que pasa en Palma, concluye que paga el «doble de lo que debería». «¿Pero qué hago? ¿Dónde vivo si no? En algún sitio tendré que vivir», reflexiona. Aún así, el cómputo mensual le sale rentable.

«Esta mañana he vuelto a mirar los alojamientos aquí y lo único que he visto ha sido una casa, de una sola habitación, por 2.500 euros -lamenta el bombero-. Y no es solo por el precio, es que en algunos sitios, en invierno te alquilan pero en verano te echan porque quieren destinar el alojamiento a alquiler turístico», añade.

Sin posibilidad de proyecto

Por este motivo, cuando se incorporó a la plantilla de Formentera hace seis meses, decidió que la mejor opción era ir y volver desde Palma.

«Está claro que no es sostenible hacer un proyecto de vida aquí en Formentera, en un piso compartido», apunta Bordoy. «Por lo menos, yo no me planteo quedarme, casi todos venimos a hacer puntos y luego cuando podamos nos volveremos a Mallorca», continúa.

Utiliza el plural porque eso es lo que también harán, casi con toda probabilidad, sus otros siete compañeros mallorquines que están en la misma situación. Algunos, en una situación incluso más «complicada», dado que muchos tienen cargas familiares que abandonan al tener que desplazarse y ausentarse durante casi tres días. «Nos lo tomamos como una época un poco más jodida que hay que pasar», considera el bombero, quien tiene pensado presentarse a las oposiciones convocadas por el Ayuntamiento de Palma a finales de año para optar a una plaza. Formentera, y también Ibiza, es para los trabajadores públicos un destino en el que hacer puntos para luego marcharse a otro donde el nivel de vida no sea prohibitivo respecto al sueldo percibido.

El bombero explica que en invierno, la nómina por su trabajo en el Parque «aumenta un poco», ya que los turnos de guardia nocturna localizada (que normalmente son voluntarios pero ellos hacen de manera obligatoria) se les pagan como bonus. «Sin embargo, en verano, como los turnos son completos, es decir, de 24 horas seguidas, no tenemos ese plus», lamenta.

Parte de ese salario lo destinan, además de a las viviendas que ocupan poco más de media semana, en pagar los billetes de avión y de los ferris. Por otra parte, a este recorrido por aire y por mar, se le suma el trayecto desde es Codolar hasta el puerto de Vila y luego, el trayecto desde la Savina hasta el Parque Insular.

«Varios de nosotros -de los bomberos que viven en Mallorca- nos hemos tenido que comprar una moto para movernos, lo que también acarrea un gasto -valora-. Podríamos ir en autobús pero es un agobio, siempre va lleno de turistas y los horarios son un desastre», prosigue.

Literas «reventadas»

Cuando llegan a las instalaciones del Parque, a veces «coinciden» en la vivienda que comparten todos los bomberos, hasta ocho trabajadores «de dos turnos distintos». «En verano, cuando tenemos las guardias de 24 horas y luego doce horas de descanso, podemos ir un rato a algún sitio, pero no nos podemos ir a casa básicamente porque no tenemos». Por lo que muchas veces «se solapan» bomberos de un turno y de otro en la instalación en la que habitualmente duermen todos juntos.

«Dormimos en una habitación grande compartida con literas pequeñas que están reventadas», detalla. A pesar de que tienen que turnarse, casi siempre, para utilizar el baño y cocinar, Bordoy afirma que «si se mejoraran las instalaciones», estarían bien. No obstante, están muy «deterioradas» y la plantilla lamenta que mientras se está «invirtiendo en otros recursos menos necesarios», no lo están haciendo en «buenas camas y la comodidad de los trabajadores», que por otra parte, apenas hacen vida en Formentera: «vamos del Parque al ferri y del ferri al Parque».

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