Maribel Vidal: «Cuando digo que soy bombera, aún veo caras de sorpresa»

La bombera de Formentera, quería ponerse el uniforme antiincendios «desde pequeñita». Ahora, es una de las dos mujeres que forman parte de la plantilla de este cuerpo de emergencias en las Pitiüses.

La profesional del Parque Insular de bomberos de Formentera, vestida con su uniforme.

La profesional del Parque Insular de bomberos de Formentera, vestida con su uniforme. / C.C

Ángela Torres Riera

Ángela Torres Riera

Es una de las dos únicas mujeres bomberas en las Pitiüses, ¿qué sensación le provoca? ¿Contó en su infancia con referentes femeninos en la profesión?

La verdad que me he querido dedicar a esto desde pequeña, siempre había dicho que quería ser bombera. En cuanto a los referentes, solo tenía un tío paterno que era bombero de Aena y otro que era sargento en el parque de Calvià, en Mallorca.

¿Su vocación le viene de allí?

No lo sé, pero a mí me nace. Yo, cuando llego a trabajar, lo hago con una sonrisa, cuando llego al Parque, lo hago contenta.

¿Le sorprende que haya tan pocas mujeres en el cuerpo aún a día de hoy?

Creo que hay poca representación femenina en los cuerpos de bomberos de España en general. Hay estudios que dicen que solo un 1% son mujeres, otros suben el porcentaje a un 3,4%. Aquí, en Formentera, tenemos ahora otra chica más que ha terminado una FP en Dirección y Gestión de Emergencias y se ha incorporado de prácticas unos meses.

En ese sentido, ¿ha habido alguna reacción en concreto que la haya desconcertado?

Alguna vez me ha pasado que al hablar con alguien me haya preguntado con extrañeza: «Ah, pero, ¿las mujeres pueden ser bombero?».

¿Nació en Formentera?

Nací en Ibiza, vivo en Palma y trabajo en Formentera, sólo me falta hacer algo en Menorca para hacer pleno en las islas [ríe]. Aquí en la plantilla somos dos mujeres y de los 16 que somos en total, solo cuatro viven en Formentera, el resto se trasladan desde Ibiza, Palma o Valencia.

¿Le costó aprobar la oposición? ¿Estuvo mucho tiempo intentándolo?

A finales de 2017 me estuve preparando el examen teórico, físico y el psicotécnico. También me estuve sacando el carnet de tráiler y el de camión, que es obligatorio para pasar la oposición. Llevaba un año estudiando cuando me presenté por primera vez en Palma. Suspendí una de las pruebas y luego ya me presenté en Formentera. Al final, aprobé en el año 2020 e hice el curso de formación en 2021 y hasta finales de diciembre de 2023 no me llamaron para trabajar.

Los barómetros para acceder al cuerpo, ¿son iguales para hombres y para mujeres?

En realidad, en cada territorio las pruebas son distintas. En Formentera se tiene que superar el test de Cooper y los hombres tienen que llegar hasta el decimocuarto minuto y las mujeres hasta el undécimo. Y en el caso de Mallorca, por ejemplo, se hace una prueba de 3.000 metros lisos en pista de atletismo, la marca también es más baja para las mujeres.

¿Está de acuerdo con esa diferencia?

Desde mi punto de vista, físicamente los hombres y las mujeres no somos iguales. Lo que no significa que una mujer no se esté capacitada para realizar el trabajo, que se desempeña por igual. Cuando entramos en un incendio no entramos a cuerpo gentil, tampoco cuando acudimos a algún servicio en el que haya que levantar mucho peso. Al final, eso siempre se hace entre dos y, de hecho, en el cuerpo siempre trabajamos por binomios (de dos en dos), por lo que todos cumplimos el mínimo y estamos igual de capacitados al respecto.

¿Es posible trabajar así teniendo en cuenta lo escasa que es la plantilla en Formentera?

Es complicado. Los caporales solo son cuatro en total y tienen que hacer un turno extra mensual porque hay un turno descubierto. En cuanto a los bomberos, hacemos guardias localizadas, a las que estamos obligados cuando realmente deberían ser voluntarias.

¿Hay reserva de plazas para las profesionales, como sucede en otros cuerpos?

En Balears no hay reserva de plazas para mujeres en las oposiciones, lo que me parece bien, porque si la baremación de las pruebas físicas ya es distinta, no tiene sentido que se guarden vacantes específicas. Lo que sí creo que se podría mejorar son las pruebas físicas que se realizan y también las baremaciones.

¿Cómo fue su primer día en el Parque Insular?

Tuve una lucha interna porque llevaba mucho tiempo entrenando y estudiando para esto y, cuando llegué, mis compañeros ni siquiera sabían que iba a venir alguien nuevo. En ese sentido fue un poco chasco. Llegué ilusionada y aquí dentro —del cuerpo— me encontré con cierta precariedad.

¿A qué se refiere?

En mi caso, me llamaron a finales de diciembre, en plenas vacaciones de Navidad, para que empezara a principios de enero. Pero nadie se encargó de mandarme el horario, sino que tuve que ser yo la que llamara preguntando cuáles eran mis turnos y, sobre todo, que cuando llegué no había nadie esperando para darme indicacionesy enseñarme cómo funcionaban las cosas en el Parque.

¿Se extiende también esto a los recursos?

El primer día tuve que trabajar con mi ropa y luego me entregaron un uniforme, pero a día de hoy sigo sin tener uno de mi talla . La mascarilla, que tiene que ser talla S, la comparto con un compañero.

¿Y a otros aspectos?

Las guardias, por ejemplo, las hacemos de manera forzada y hay también formaciones que se dan fuera y deberían recibirse dentro del horario laboral. Debido a esto, el sueldo que se te queda durante las vacaciones es triste, porque las guardias voluntarias no las cobras. Eso es lo que me hace tener esa lucha interna.

¿Qué le diría a alguien que quiere ser bombero o bombera? ¿Qué ha aprendido?

Que se prepare mucho físicamente y que sea constante. También que no solo depende de uno mismo, sino que cada uno tiene que dar de sí lo que pueda sin llegar a quemarse. Es un proceso largo, no algo que se consiga de la noche a la mañana. Por otro lado, he aprendido que es muy importante darse a uno mismo paz mental y, sobre todo, no compararse.

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