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“La luz es beneficiosa, pero no recomiendo exponerse al sol”

La dermatóloga Montserrat Fernández Guarino detalla los problemas de una exposición excesiva y aporta consejos de prevención

La dermatóloga Montserrat Fernández en su consulta. | APAAC

La dermatóloga Montserrat Fernández en su consulta. | APAAC

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El de piel es el tipo más común de los cánceres. Como el daño solar es acumulable, las exposiciones reiteradas e indiscriminadas producen a largo plazo un envejecimiento prematuro, lesiones precancerosas y cáncer de piel. Otras causas menos frecuentes son la exposición repetida a rayos X, presencia de cicatrices por quemaduras severas, exposición ambiental al arsénico y antecedentes familiares de cáncer de piel. Desde Apaac tratamos de concienciar sobre la importancia de cuidarse la piel y, para ello, se han organizado diferentes mesas informativas para que el usuario conozca su fototipo de piel y la forma de protegerse del sol. De esto y mucho más hablamos con la doctora Montserrat Fernández Guarino, dermatóloga del Hospital Ramón y Cajal y Madriderma especializada en el tratamiento del cáncer de piel no melanoma.

¿Qué es lo primero que debemos hacer si hablamos de prevención de la piel?

Sin lugar a duda, usar un protector solar de forma habitual, a lo que le tenemos que sumar hábitos saludables con respecto al sol, es decir, evitar las horas centrales, las horas de mucho calor. Y por otro lado también las medidas físicas: gorros, gafas, ponerse a la sombra de sombrillas... Esto se llama prevención primaria, que es la prevención antes de que aparezcan las lesiones; la prevención secundaria sería acudir ocasionalmente al dermatólogo a realizarse revisiones periódicas de la piel. Esto está especialmente indicado en pacientes de pieles claras o que tienen muchas manchas o que tienen antecedentes en su familia de cáncer de piel.

Muchas personas consideran que un factor de protección alto no permite que la piel ‘coja’ color y, por tanto, ponerse morena. ¿Cómo funciona la graduación de los protectores solares?

Lo que expresan es la cantidad de veces que puedes aumentar la exposición al sol de tu piel respecto a no ponerla, pero no es lineal, es decir, un factor 30 disminuye un 95% de los rayos UVA que llegan a tu piel mientras que un factor 50 disminuye un 98%, es decir, a partir de un factor 30 estamos hablando de una protección solar adecuada.

¿Cada cuánto hay que acudir al dermatólogo?

Muy variable. Hay pacientes que puede que no acudan en la vida porque afortunadamente no tienen ningún problema de piel o porque son pieles muy oscuras, por ejemplo, y no hacen lesiones ni manchas sospechosas. Otros pacientes que están en riesgo de tener un cáncer de piel tendrán que acudir una vez al año o cada seis meses a revisarse. Si tengo que quedarme con una cifra, si no tienes un problema de piel diría que vayas una vez a consulta cuando ya seas adulto, vean tu piel y ya te orienten en las revisiones que puedas necesitar.

¿Podemos controlar nosotros mismos los lunares que tenemos? ¿Cuándo podemos saber que algo no va del todo bien con alguno de ellos?

Algunos pacientes sí que pueden. Los estudios han demostrado funcionar, la autoobservación, esto significa que ellos mismos se pueden vigilar. Se trata de pacientes que tienen muy pocos lunares, que están muy limpios en su piel y si les apareciera una lesión, la notarían; hablamos de pacientes que son de bajo riesgo. La regla ABCDE se utiliza en la prevención de cáncer cutáneo para las lesiones que nos pueden llamar la atención; son las siglas de asimetría: bordes irregulares, lesiones que han experimentado algún cambio de color o diámetro… Se refiere a lesiones que son de gran tamaño o más grandes de lo habitual. Encontrarás fotos en múltiples medios de esta regla que ha demostrado ser útil para la población general.

¿Qué pasa una vez te diagnostican una lesión en la piel?

Pues lo normal es que haya que hacer una biopsia o extirparla, es decir, analizarla para confirmar la sospecha, esto forma parte del diagnóstico. En esa confirmación no solo nos confirma que hay una lesión, sino también, muchas veces, cómo hay que abordarla quirúrgicamente. Es cierto que hay tumores en la piel que no necesitan ser extirpados y pueden ser tratados con técnicas conservadoras.

¿Qué tipos hay?

Podemos decir que, a grandes rasgos, los dermatólogos hablamos del cáncer de piel melanoma, que es el derivado de los melanocitos, y el cáncer de piel no melanoma, que es el derivado de las células basales de la epidermis dentro del cáncer de piel no melanoma. Los dos tipos más frecuentes son el carcinoma basocelular, que de hecho es el cáncer más frecuente en la raza humana, y el carcinoma epidermoide. El pronóstico y el tratamiento varía de una lesión a otra y de un tipo a otro.

Una vez superado el carcinoma, ¿puede reaparecer? ¿Cómo protegemos esa zona que previamente estuvo dañada?

Puede reaparecer, pero si está bien extirpado y bien tratado el riesgo es muy bajo. No obstante, a todos los pacientes que han sido tratados de un carcinoma se les somete a un seguimiento de esa lesión de aproximadamente unos cinco años. También sabemos que el paciente que ha tenido un tumor en la piel tiene más riesgo de tener un segundo, porque ya está expresando que su piel tiene o bien un exceso de sol o una tendencia o es una piel clara, es decir, tiene predisposición.

Cada vez se ha extendido más el consumo de unas pastillas que protegen del sol desde el interior, ¿son fiables?

Las pastillas nos ayudan a protegernos del sol dependiendo de los componentes que tengan; las que protegen de las quemaduras solares agudas, por ejemplo, son ricas en carotenos que son los derivados de la vitamina A, muy asociados por ejemplo con las zanahorias y antioxidantes. En este caso se calcula que aportan más o menos un 5% de protección solar. Desde mi punto de vista son útiles en los pacientes que tienen riesgo, que están al límite, que se queman fácil. Pero no son sustitutivos de unos hábitos de exposición saludables.

¿Cuánto tiempo es recomendable exponerse al sol?

Pues como le estás preguntando a una dermatóloga, debería responderte que nada. La luz es beneficiosa para realizar nuestras funciones como ser humano. Lo que recomiendo son paseos por la sombra con protección, disfrutando del aire libre.

¿Qué diferencia hay a la hora de proteger la piel de un bebé de la de un adulto?

La principal diferencia es que no se recomienda la exposición solar de los bebés menores de seis meses. Se les puede sacar al exterior en sombra y con protección. Además, la piel del bebé absorbe, con lo cual se recomienda evitar los filtros químicos.

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