Alquila una habitación compartida en Ibiza y advierte a la inquilina de que le pueden robar
Alojarse en una cama pequeña en una habitación con otras dos personas en ses Figueretes cuesta 69 euros la noche
Una habitación “sólo para mujeres” compartida con hasta dos personas, donde tienes que llevar tu toalla y donde la propia anfitriona avisa de que hay que poner candado a las maletas y llevar tapones para los oídos. Es el peculiar anuncio de un alquiler turístico ilegal en Ibiza que se promociona en la plataforma Airbnb.
Se trata de un cuarto compartido (en una de las fotografías se ven hasta tres camas individuales en una misma habitación) en un piso de ses Figueretes en el que alojarse cuesta 69 euros la noche, según detalla el desglose de la tarifa: 44 euros la noche a los que hay que sumar 15 euros de limpieza y otros 10 de comisión para la plataforma. La anfitriona cuenta con tres anuncios diferentes en la plataforma, uno por cada una de las tres camas de la habitación que ofrece y que, en el caso de estar todas ocupadas le suponen un ingreso de 177 euros por noche (los 44 euros de la pernocta más los 15 de limpieza por cada una de ellas).
"No hay privacidad"
“No hay privacidad”, advierte la anfitriona en el anuncio, algo que corrobora alguna de las personas que se ha alojado en la habitación y que explica que el cuarto de baño carecía de puerta. “No hay servicio de toallas, tienes que traer tu propia toalla personal”, comenta la anunciante quien, sin embargo, un poco más adelante advierte a sus clientas potenciales de que el equipaje que lleven debe ser “esencial”.
“No me hago responsable de objetos de valor. Si traes maleta de ruedas te recomiendo traer tu propio candado para que te sientas más segura”, continúa en el anuncio, en el que insiste, a pesar de que está alojado en una plataforma de alquiler turístico, en que “no es un hotel”: “Mi casa es para las mujeres que desean una ducha y una cama”. “Sólo acepto mujeres que desean una ducha y dormir, que no busquen lujos”, insiste.
La anfitriona insiste en varias ocasiones en que “no hay privacidad” en la habitación. También advierte de que hay que “subir escaleras” y les recomienda “traer tapones antiruido”. Por si alguien pretendía ahorrarse dinero de la comida al alojarse en un piso, que vaya olvidando esa idea. Los 69 euros la noche que cuesta dormir en una cama pequeña en una habitación con desconocidas en este piso no da derecho a prepararse la comida: “La cocina está cerrada”. Eso sí, la anfitriona ofrece un respiro: “Se puede utilizar la nevera para guardar o refrigerar todos los alimentos ya preparados del supermercado. Sólo productos para llevar”.
"Debes traer tapones antiruido"
La habitación compartida tiene, como cualquier hotel, hora máxima de llegada (las tres de la tarde) y de salida (las diez de la mañana). En el caso de que alguna huésped pretenda instalarse pasadas las tres de la tarde deberá abonar un suplemento de diez euros por cada hora de retraso con la que llegue.
Por si las condiciones no han quedado claras, la anfitriona repite al final las normas básicas del alojamiento: “No hay privacidad, no hay casilleros, no hay armarios, no hay servicio de toallas, no me hago responsable de objetos de valor, tienes que subir escaleras, debes traer tapones antiruido, es recomendable traer poco equipaje con su respectivo candado”.
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