Obtener productos y energía de las aguas fecales, el ejemplo de la depuradora de Lleida

El responsable de la EDAR de Lleida presenta los avances en esta instalación, referente europeo en ahorro energético y aprovechamiento de aguas residuales

Jordi Palatsi durante su ponencia. | MARCELO SASTRE

Jordi Palatsi durante su ponencia. | MARCELO SASTRE / Isaac Vaquer. eivissa

Isaac Vaquer

Isaac Vaquer

¿Y si las depuradoras pasasen de ser el lugar donde acaban las aguas residuales para convertirse en instalaciones generadoras de productos? ¿Si pudiesen ser una fuente de beneficios en lugar de un gasto?

Ese es el horizonte al que quieren dirigir estas instalaciones las normas europeas y donde ya se encuentra la depuradora de Lleida, gestionada por Aqualia. Una instalación antigua (se construyó en el año 1994) pero que a través de sistemas de aprovechamiento de los residuos del agua que trata se ha convertido en autosuficiente y productora no sólo de agua regenerada, sino de energía, abono agrícola e incluso de ingredientes para cosmética o alimentación animal.

Su responsable, Jordi Palatsi, presentó al público que asistió a la Jornada 'Las vidas del agua', en el Club Diario, los avances que se han logrado en esta infraestructura a través de la inversión. «El contexto que se aplicaba hasta ahora está obsoleto. Las veíamos como un gran consumidor de recursos, gastamos energía para tratar las aguas fecales. Nosotros vemos un cambio de paradigma: las depuradoras son biofactorías».

En esta dirección, señaló la inminente aprobación de una nueva directiva europea que obligará a que estas instalaciones sean autosuficientes, generen lodos de calidad para su uso y permitan la reutilización del agua depurada.

La ciudad de Lleida utiliza ya desde el año pasado exclusivamente agua regenerada para el baldeo de calles y el riego de jardines. Esta región es de las menos afectadas por la sequía, indicó Palatsi, pero a pesar de ello es de las que más medidas de ahorro ha implementado.

El vertido que se produce «es siempre de calidad gracias a sistemas de control inteligente. El sistema no depende de un operario, sino que el propio sistema toma decisiones autónomas para corregir anomalías», explicó.

La planta gestiona sus propios lodos y obtienen el biogás suficiente como para generar la mitad de la energía que consume.

Pero, además, utiliza el excedente de biogás que no puede procesar para producir biometano que sirve para impulsar la flota de vehículos comerciales con los que cuenta la planta. En un escalón más, se trabaja en la transformación de ese biometano en hidrógeno con el que ya se está alimentando una pila de 1,5 kw dentro de un proyecto experimental.

Además, a través de los digestores de lodos se está produciendo abono a través de la extracción del fósforo y el nitrógeno para uso agrícola. En proceso está la creación de subproductos para cosmética o alimentación animal. El objetivo es cerrar el ciclo hasta el nivel de no sólo no generar residuos, sino producir beneficios.