Mediación para que un tercero no decida por nosotros: el nuevo servicio de los juzgados de Ibiza

El sistema, que se puso en marcha el pasado noviembre en Ibiza y empieza ahora a funcionar, pretende solucionar lo que se esconde «detrás del conflicto» y lograr una resolución más «satisfactoria» para las partes

La abogada Eva Cardona y el juez decano de Ibiza, Sergio González, durante la entrevista

La abogada Eva Cardona y el juez decano de Ibiza, Sergio González, durante la entrevista / Toni Escobar

Ángela Torres Riera

Ángela Torres Riera

«Cuando vamos al juzgado un tercero decide por nosotros, nos quitamos la responsabilidad. Cuando los ciudadanos acuden a mediación, se responsabilizan de sus propias decisiones», considera la abogada y mediadora Eva Cardona al respecto del nuevo servicio de mediación intrajudicial que se puso en marcha el pasado noviembre en los juzgados de Ibiza (tras la firma de un convenio con la Institución de Mediación de les Illes Balears) y que recientemente ha empezado a funcionar.

La letrada y el juez decano de la isla, Sergio González, que también está al frente del Juzgado de Primera Instancia número 3, explican en la sala habilitada para estas sesiones de mediación el funcionamiento de nuevo sistema de mediación intrajudicial que tan solo se puede aplicar en algunos casos en los que «las partes implicadas no están muy alejadas ni radicalizadas» y están dispuestas a hallar una solución «de buena fe». Algo que no siempre sucede. «Hay casos en que las posturas son inamovibles», apunta el juez decano.

Por lo demás, los conflictos son variopintos. Desde el reparto de bienes entre hermanos por temas de herencia hasta cuestiones de liquidación de patrimonio, pasando por roces en comunidades de vecinos o discusiones por la custodia de los hijos entre cónyuges.

«Mañana, por ejemplo tengo una negociación entre un constructor que quiere reclamar una deuda con alguien que ha sido su cliente pero no quiere interponer una demanda y los dos quieren hacer lo posible para llegar a un acuerdo», explica Cardona.

Los pasos que se siguen en los juzgados para poner en marcha este servicio son los siguientes: las partes judicializan un asunto en el que no están de acuerdo y una vez el juez recibe el caso, decide si el susceptible de remitirse a mediación. Si la conclusión es que sí, se cita a las personas interesadas para una sesión informativa, durante la que se les explica cómo funciona el mecanismo y se estudia a las personas involucradas. «La llamamos sesión exploratoria», detalla la abogada, «porque en ella corroboramos si la situación es mediable».

Si la situación es mediable, se continúa con las sesiones hasta lograr resolver el conflicto en cuestión y mientras tanto, el proceso jurídico se paraliza. Si no se consigue, «en cualquier momento se pone fin a la mediación y el caso vuelve a los juzgados», puntualiza el juez decano.

Memorias infantiles, personas que no se conocen o que no se han dado la oportunidad de hablar. «En algunos casos, las personas no han llegado a un acuerdo porque ni siquiera han mantenido una conversación entre ellas», prosigue González, «sino que directamente han hablado con sus respectivos abogados y han llevado el caso a los juzgados».

Tratar lo «subyacente»

«Es sorprendente. A mí me ha pasado de sentar a las partes y en veinte minutos tener la solución», explica, por su parte, Cardona. «En otras ocasiones, más allá de lo que dice cada uno, se trata de lo que hay debajo del conflicto», amplía.

«En el caso, por ejemplo, de dos hermanos que se pelean por la herencia, enseguida se percibe que puede haber algo en su relación que quizá viene de cuando eran pequeños y que a día de hoy, con 60 años, todavía les reconcome -continúa la letrada-. Esa parte que subyace por debajo es la que trabajamos más aquí», prosigue.

Además, según la opinión tanto de Cardona como de González, la resolución del conflicto es «más satisfactoria», porque son los afectados quienes llegan «ellos mismos a un acuerdo» y no un «remedio impuesto por un tercero», como sí sucede, en cambio, cuando los temas se tratan en el juzgado.

De hecho, se recomienda que los abogados acudan tan solo a la primera sesión informativa y que luego sean solo las personas involucradas en el conflicto quienes hablen entre ellas hasta «lograr la mejor solución», incluso con soluciones imaginativas a las que la rigidez de un proceso administrativo no da cabida.

«Por otro lado, es muy importante que los abogados vayan asesorando a sus clientes durante el camino de la mediación para que estos sepan que el resultado que van a obtener es igual o mejor que el que iban a conseguir con un juez de por medio», recalca. Teniendo en cuenta que, de manera estratégica, cuando hay un problema, las partes que confrontan siempre van a pelear con el otro con la intención de obtener el mayor beneficio posible.

A este respecto, González expresa que la decisión de un juez siempre va a ser «un blanco o negro» que quizá, en ciertos casos, lo que haga es acentuar el «enfrentamiento».

La pervivencia de las relaciones

En cuanto a esto, la abogada reflexiona que tenemos conflictos «con la gente que tratamos y con la que normalmente tenemos que seguir tratando» y que, en la mayoría de los casos nos «interesa» que siga formando parte de nuestras vidas.

Ya sea un proveedor con el que se ha tenido un problema puntual pero que es de los «mejores de la isla», un «hermano con el que te quieres sentar a compartir mesa en Navidad» o una expareja con la que tienes que tratar con frecuencia porque, al margen de los problemas que han conllevado a cortar la relación, se sigue teniendo un hijo en común al que hay que cuidar.

Ese es otro de los aspectos que pretende mejorar, del proceso jurídico habitual, la «negociación asistida» que al final es la mediación (regulada por el ámbito mercantil, civil y de familia) y que tiene -según enumera Cardona- dos elementos clave: que se lleve a cabo en un «espacio adecuado» y «tiempo» para poder hablar tranquilamente.

El primero de los elementos a los juzgados se incorporó el pasado 29 de noviembre, cuando se inauguró la nueva sala de mediación que ya albergado la resolución de algunos conflictos entre ciudadanos de Ibiza.

La sala, ubicada en la planta baja del edificio de sa Graduada, se ha decorado con el propósito de que las personas que decidan hacer uso de este servicio intrajudicial, puedan hacerlo sintiéndose a gusto en el espacio con ayuda de un mediador formado en la materia. En total, la Imib cuenta actualmente con once profesionales que se encargan de estas sesiones en las dependencias judiciales de la isla.

Menos «tiempo, dinero y desgaste emocional»

El servicio intrajudicial de mediación, que ha empezado a funcionar hace poco en Ibiza, era un servicio pendiente de implantar, desde hace tiempo, en los juzgados de sa Graduada.

Ahora que por fin se ha puesto en marcha, el juez decano pretende visibilizar este recurso para que los ciudadanos que tengan casos judicializados conozcan de qué se trata y también, de las ventajas que ofrece sobre el habitual proceso jurídico.

La mediación requiere «menos tiempo, dinero y sobre todo, desgaste emocional de las partes implicadas en un enfrentamiento», considera González. Recursos que al final miden el coste de un conflicto. Una valoración que apoya Cardona, mediadora de la Institución de Mediación de les Illes Balears (Imib), quien apunta que este servicio intrajudicial «se paga», pero que en comparación con un juzgado, el precio es mucho más reducido.

«Si la gente está dispuesta a abonar miles de euros por un pleito que seguramente no va acabar hasta que las partes vean su predisposición satisfecha y que además está sujeta a procesos judiciales complejos y largos, también lo está para resolver el conflicto de manera más gratificante y en apenas unos meses», considera la abogada.

Por otro lado, todos los casos que se solucionen a través de este nuevo servicio de mediación se descargaran de los juzgados a los que correspondían en un principio. Un beneficio colateral a tener en cuenta sobre todo en la actualidad, cuando la carga que soporta cada uno de los juzgados en Ibiza es el doble de la máxima establecida.

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